Aquest és el link al video vist a TV· sobre la MARY SANTPERE, dins de la sèrie EL MEU AVI, de l'any 2001:
http://www.edu3.cat/Edu3tv/Fitxa?p_id=651&p_num=3
5-1-1971
Article escrit pel meu pare Jordi Elias i Campins, crec que al Diari de Barcelona.
BALANCE CIRCENSE DEL AÑO
¡Siempre hemos viajado mucho, incluso por el extranjero, para ver circo. Sin embargo, durante el pasado año no sucedió así: sólo nos movimos –además mínimamente- por Cataluña. Por tanto, aparte de los que pasaron por Barcelona, únicamente vimos dos circos; en un caso, aun, el del Continental, sin llegar a presenciar la función. Exceptuados los circos que pasaron por nuestra ciudad, conocimos pues el programa de un solo espectáculo: el del Circo Price. El Price poseía el sello de todas las organizaciones Castilla: esmero en la instalación y suntuosidad, ritmo rápido del espectáculo; además, números de gran calidad. Descataban dos, el de los Dobritch, perchistas, y el de Karinda, funámbulo. Los Dobritch hacían algo inaudito: con la percha sobre la frente, siempre absolutamente libre, y la muchacha arriba, el portor trepaba por el mástil y descendía de él. Por su lado Karinda, resultó un cómico de primer orden, con lo que renovó, en forma original y fantasiosa, el viejo número de equilibrios sobre el cable. La atracción –el número que atrae, que llama- iba a cargo de una artista popularísima, quien pisaba el circo, en cuanto a actuante, por primera vez: Mary Santpere. Su empeño no era pequeño: además de encargarse del número fuerte del programa, dar la versión, en femenino, del augusto. Mary se producía con todos los pronunciamientos favorables. Ella es artista de veras; además, polifacética. Su irrupción en el circo constituyó un éxito total. En Barcelona actuó, ya a punto de terminar el año, el Berlín Circus. El empeño fue menor en cuanto a esmero en la instalación y en cuanto a la fluidez de los números; también, en cuanto a calidad del programa. Para suerte, la compañía recibió, gradualmente, refuerzos, y ello, evitaron que, criticamente, fuera su exhibición un desastre. Los acontecimientos del año –y de muchos años- fue la venida del Circo de Moscú. No importó que la compañía no resultada de absoluto primer orden, el cual tiene que ser considerado dentro de las posibilidades de la U.R.S.S. Su presentación resultó felicísima; más que por el trabajo ofrecido, o realización en técnicas, por el estilo exhibido, austero, simple, proyectado hacia la esencia. No faltó un número importante: el de los osos de Filatov. Pero el resto del programa era aún superior en cuanto a escuela y pureza y, más aún que el número de osos, los complementarios permitían peticiones múltiples del contemplador sin disminución del interés y del embeleso. El balance del año no posee, pues, muchas partidas. Si existieran terrenos, y la plaza no fuera tan difícil, hubiesen podido venir otros circos; por ejemplo, el Atlas de los Tonetti, circo que no ha pasado por Barcelona desde 1965. Pero las ferias por las ciudades de España se llevan las preferencias de los directores. Las plazas de toros barcelonesas no quedan libres, además, hasta que llegan los primeros frios. ¿Cómo podríamos aspirar a una mayor frecuencia en las visitas de los circos?”
JORGE ELIAS
2-6-1971 DIARIO DE BARCELONA
EL CLUB DE PAYASOS, A CHELE
Hace ya muchos años -demasiados- que Tonetti, con su Circo Atlas, no ha parado en Barcelona. Tonetti se encontrará, sin duda, con una dificultad: la escasez de terrenos en donde instalarse. No lo faltan, además, rutas que recorrer. Nuestra ciudad queda dejada el margen. Tonetti estuvo aquí, por última vez, en otoño da 1965. Una función dejó recuerdo especial: la del 25 de noviembre, dada a beneficio del Club de Payasos. ¡Qué velada, aquélla. Después de la función completa un gran fin de fiesta, en el que participaron, entre muchos, Mary Santpere, Alady, Gila; además de cuatro formaciones de payasos: Sala y Chele, los Alava, los Martini y los Méndez; eso, sin contar a los propios Tonetti. Tonetti fue proclamado luego presidente del Club de Payasos y nunca olvidó para el Club las funciones benéficas. Ahora, el pasado 28 de mayo, dio una, una más en Madrid. No faltó una figura egregia que la presidiera: la princesa Isabel de Borbón. La función fue aprovechada para imponer a Chele, el augusto, la insignia de oro y brillantes del Club. De Chele escribimos en ocasión de la función benéfica barcelonesa que, con la concertina, ataviado grotescamente de novia, evocaba "la expresión llena de ternura de Grock". ¡Cuánto más puede decirse del finísimo augusto! Que, cercano ya a los 70 años, Chele es "un sac de rialles", según decimos en catalán, siempre ocurrente y con una verborrea interminable; y que, según él mismo atribuyó a Tonetti, en Madrid, al ser interviuado en la radio, no sería posible hacerle un trasplante de corazón: el suyo es demasiado grande. Si el Club de Payasos fue pensado para ayudar el artista viejo y necesitado, Chele representa la antítesis de la imagen. ¿Qué, el 28 de mayo, por la noche, estaba en Madrid? Al día siguiente, a las 12 de la mañana, actuó, con Sala, en Lérida; a las 4 de la tarde, en Barcelona, y a las 7, en Castelldefels; tres funciones en un día, pues. ¿No basta? El otro día, el 30, "hizo" a primera hora de la tarde, en Barcelona, otra primera comunión, y luego otra segunda en La Palma de Cervelló. ¿Qué le llegó la hora de descansar? El 31, por la mañana, se hallaba, siempre haciendo pareja con Sala, en el Parque de Atracciones de Montjuich. ¿El, un payaso amargado, ya caducado? Ni mucho menos. ¿El, necesitado de ayuda, de la clase que sea? No, es Chele quien reparte alegría, sea actuando o compartiendo con los amigos. Hace mucho más: atender a los viejos artistas, que con achaques, faltados de trabajo, lo pasan mal. Y así el Club, atiende su finalidad: promover la auténtica hermandad entre los del oficio, una hermandad efectiva, realizada con el sacrificio de todos. Por eso el Club de Payasos impuso a Chele, por medio de Tonetti, quien estaba rodeado por una gran constelación de los que se dedican a hacer reír, la insignia de oro y brillantes: por haber atendido, el representante del Club en Cataluña, con tanto desvelo y donación, a cuantos necesitaban, además del aliento del amigo, la contribución que les permitiera salir del mal paso.
Jordi Elías
9-6-71 DIARIO DE BARCELONA
“POR LA MERCED, CIRCO"
En 1968, los directores Feijoo y Castilla establecieron una tradición: la de ofrecer circo por las Fiestas de la Merced. El propósito fué, ante todo, uno: dar a las funciones carácter popular; el adjetivo, tomado en el sentido más genuino, es decir, de pertenecer a todos o, dicho en otras palabras, que el circo, llegado en ocasión de la fiesta mayor de la ciudad, produjera una auténtica vibración ciudadana. Instalada la carpa en el paseo de la Exposición de Montjuich, los directores Feijoo y Castilla dieron, de entrada, el do de pecho: presentaron aquel año, en tres pistas, el Circo Americano, circo que había estado en gira, durante siete años, por todos los paises de Europa. Las Fiestas de la Merced del año siguiente, el 1969, dispusieron también de festival circense, y la atracción del programa fue Charlie Rivel, augusto que logró inmediatamente la popularidad. En un sentido, el signo varió el año pasado. Ya no fue el Paseo de la Exposición el lugar que albergara el circo sino el Palacio de los Deportes. El cambio vino determinado por una exigencia solemne: la de la contratación del Circo de Moscú. También hogaño será mantenida la tradición y las fiestas de la Merced estarán presididas por el Festival Mundial del Circo 1971; una vez más, organizado por los directores Feijoo y Castilla. La carpa no se alzará, esta vez, en el Paseo de la exposición ni quedará utilizado el Palacio Municipal de los Deportes. Las representaciones tendrán lugar en la Plaza de Toros de Las Arenas, único lugar que reune las características necesarias para albergar a la gran cantidad de animales que figura en el elenco. Va sin decir que, en el programa, estarán representados los mejores circos del mundo entero. Pero la noticia es, aún, otra; que en la pista del circo aparecerá por primera vez en nuestra ciudad la popularísima Mary Santpere. Mary Santpere se convertirá, evidentemente, en la atracción del programa, es decir, en la artista que llama, que atrae, que, por ella misma, justifica la asistencia a la representación. Arturo Castilla tuvo este gran acierto: adivinar que el humor de Mary y su estilo de trabajo resultaban perfectamente adecuados a la pista circense. Nunca pretendió hacer el descubrimiento de la artista catalana. Descubrió, en cambio, sus posibilidades circenses, y el descubrimiento resultó felicísimo. Encuadrada en el circo, Mary Santpere ha cosechado éxitos estruendosos en todas partes. Ella llega a todos; su humor es un auténtico regalo para el espectador. Pero la novedad es, especialmente, una; la caracterización de Mary como augusto: peluca roja, nariz postiza, ropa sobrante, zapatones. Han hecho muy bien los directores Feijoo y Castilla en recurrir a Mary al festejarse el centenario de las Fiestas de la Merced, es decir, de la fiesta Santpere para culminar el programa que preparan. La temporada circense tiene que resultar especialmente solemne”.
Jordi Elias
7-9-71 DIARIO DE BARCELONA
AVANCE DE LA FUNCION
“La presente es ya la segunda temporada consecutiva de haberse incorporado Mary Santpere al circo y el circo ha sido siempre el Price, llevado por los directores Castilla-Feijoo. Tuvimos ocasión de ver el Circo Price el año pasado. Pudimos descubrir, pues, la eficacia de Mary Santpere en un tipo de comicidad –la circense- en que la artista catalana dio los primeros pasos hace poco más de un año. La aventura era arriesgada. Mary Santpere no había recibido el encargo de aportar sólo humor sino que el empeño tenía mayor exigencia: le tocaba convertirse, insólitamente, en augusto y el augusto aparecería en la versión aún más insólita: la femenina. Mary se salió del compromiso con todos los pronunciamientos favorables. La peluca, la chaqueta grande y los zapatones, lejos de representar un disfraz, aparecieron en seguida como elementos propios de la artista, o sea que Mary, clasificada merecidamente como polifacética, supo adaptar perfectamente sus facultades cómicas a la técnica precisa y peculiar del circo, técnica que tiene poco que ver con la teatral, para aducir aquella que ahora viene más a cuento. Doblada en augusto verdadero, Mary se convirtió día tras día en atracción decisiva y rutilante del programa. Desde la primera función el Price ambulante se vió constantemente lleno, y ello vino tan solo por haber acertado, Mary, tecnicamente, en el tipo de comicidad circense sino por aquello ya dicho tantas veces y que para el caso tiene virtualidad plena: la total entrega al quehacer. Cuánta simpatía, la recibida por Mary en todos los rincones y centros de España! Qué devoción la de todos, estuvieran sentados en la pista o bien en las gradas! Adquirida en seguida la mentalidad circense, Mary Santpere no se limitó nunca a cumplir sino que se volcó constantemente a fondo, y lo hizo hasta la extenuación y la enfermedad pero siempre con el premio supremo del agradecimiento de todos, manifestado a cada función en forma entusiasta. Ésta será la Mary Santpere que aparecerá en breve en Las Arenas: una artista de aspecto grotesco y con humor disparatado pero capaz también de todas las finuras y sutilezas y, como virtud mayor, poseedora de la facultad, siempre utilizada, de comunicarse a fondo con el público, es decir, de darle aún más, en forma de humor, de lo que él le dio o le daría”.
Jorge Elias
“Inauguración del Festival de Circo"
Después de muchos meses de espera, vino de nuevo el circo a nuestra ciudad, llevado ahora por los directores Feijoo y Castilla y titulada la temporada Festival Mundial del Circo 1971. El espacio disponible nos obligará a ser breves pero la afirmación puede ir por delante: los directores Feijoo y Castilla baten constantemente sus propias marcas. El programa empieza, así, con mucho empuje y con toda clase de magnificencias, y las características no desaparecen hasta el final. Todo son elegancias, finuras; los números, del primero al último, de clase; y el ritmo de la función, rápido, ausente el bache más mínimo. El humor se presenta, en forma abundante: los Pepets, acróbatas burlescos deliciosos, los payasos DiLellos exquisitos, el funámbulo Karinda, de una hilaridad fuera de lo común, los indios Cheyennes, con recursos entusiasmadores. También hay los números con muchos participantes: los 8 Hortobagy, acróbatas a la báscula de gran categoría los 7 Marilies, trapecistas volantes originalísimos y presentando un número de gran brío, los 5 Erlixton, malabaristas esquisitos. Los animales son también abundantes: 5 elefantes, 12 caballos en libertad. Aún hay más números: el de las 2 Elver, contorsionistas agradabilísimas, el de las 2 Lilian en su ballet aéreo, el de los Don de Oro, de poses plásticas, el de Paul Nöel y sus 9 leones, un número llevado con gracia fuera de lo común y aumentado cada dia con hallazgos. Pero falta aún lo que es la atracción auténtica del espectáculo: la participación de Mary Santpere. Ya es proverbial su gracia, su simpatía, su sencillez, sus dotes fabulosas de mímica. En el circo, en la versión de augusto, Mary produce una sorpresa agradabilísima. Ahí es nada adquirir la técnica circense precisa. Mary sabe adaptar sus cualidades a las exigencias múltiples de la pista y se mantiene en forma esplendorosa, conquistando la voluntad de todos y aplausos entusiastas. En la función de debut, celebrada el pasado miércoles, la eximia artista catalana recibió muchos obsequios, principalmente en forma de flores. Ella correspondió emocionadísima y con palabras muy oportunas y agudas. Pero la emoción invencible, ya había aparecido en el primer momento de enfrentarse ella con el público y recibir las primeras ovaciones y las primeras muestras de cariño. Por su gran personalidad, por su talento, por la entrega a fondo a su trabajo, Mary Santpere es la garantía absoluta que la temporada representará un éxito estruendoso, máxime contando a su lado con una programación tan esmerada y tan llena de primores”.
Jorge ELIAS
Article aparegut en EL Diari de Barcelona.
MARY SANTPERE EN EL CIRCO
- ¿Cómo fue, Mary, que llegaras al circo?
- Me dio el primer empujón un viejo clown, Rico. Rico y Alex eran amigos de mi madre. Yo iba con Gasa con una revista, y, estando en Valencia, Rico comentó que algunas mujeres habían hecho de clown. No le constaba, en cambio, que alguna se hubiera empleado como augusto. Yo no dudé. “Me gustaría hacer el augusto”, le dije. “Te puedo dar alguna entrada”, me ofreció Rico. Ya no lo pensé más: sería augusto.
- ¿Qué año corría?
- Esto sucedió en 1950.
- ¿Debutaste en seguida como augusto?
- Si, en Barcelona. Alady me hacía el clown y, al parecer, gustamos. Pasamos luego a Madrid y Marquerie nos hizo un reportaje fantástico. También entre el público tuvimos éxito. La mayoría venía al final, cuando me quitaba la peluca. Sólo entonces descubrían muchos que yo era mujer.
- Pero seguiste en el teatro, ¿no?
- Si. El espaldarazo definitivo lo recibí en León. Allí coincidimos con los señores Feijoo y Castilla y las esposas respectivas. Contaron que el Price iba a desaparecer y me ofrecieron que interviniera en el último programa. ¿Por qué no?, decidí. Y así me encontré al lado de Pinito del Oro en su despedida definitiva de las pistas: ella, reina del trapecio; yo, reina del humor, según dijeron.
- ¿De nuevo como augusto?
- Sí. Intenté inspirarme en Ramper; yo, sin embargo, vestida de payaso. Arturo Castilla dijo: “Perdemos, con Pinito, a una gran artista. Pero el circo se ha enriquecido con otra gran figura: Mary Santpere”.
- ¿Continuaste?.
- Sí, en ruta por España entera, con el Price ambulante. Esta es ya la segunda temporada consecutiva.
- ¿Te incorporaste con dificultad al ambiente del circo?
- No. Al principio tenía miedo. El público sería diferente y no lo tenía pulsado. Pero todo fue coser y cantar. La experiencia ha sido totalmente positiva.
- ¿No echaste de menos el mundo del teatro?
- Si, algunas veces. Yo soy esencialmente comunicativa. Haciendo teatro vivimos todos juntos en los hoteles. En el circo, en cambio, cada uno hace su vida, con absoluta independencia. Yendo de viaje, mi problema ha sido la soledad.
- ¿Cómo te emocionaste tanto el dia del debut?
- Tenía un miedo horroroso. La comicidad es siempre muy difícil y, hecha por una mujer, más. Hay que exagerar los rasgos mucho más que en el teatro, ir a fondo en la caricatura. ¿Gustaría entre mis paisanos? Aquí, todo el mundo me conoce tanto! Me emocioné porque en seguida descubrí que me estaban esperando. Las primeras muestras de cariño me produjeron una impresión inolvidable. Me resultó imposible retener las lágrimas.
- ¿No eres la mujer fuerte a la que “totes li ponen” según decimos en catalan?
- Soy sentimental y tímida al igual que todos los dedicados a provocar la risa. Mi padre mismo era un gran tímido, a pesar de que muchos no lo sospecharan. A mí, por poco que me aprieten…
- Lo dábamos por descontado, Mary”.
Jordi Elias
Proa de Palamós – octubre 1971
Mary Santpere, al circ
Aquest Arturo Castilla és un cap de brot. Va començar modestament: un simple pallasset —anava en el grup dels Cape, i la «a» de Cape vol dir Arturo— i un pallasset, encara, dolent. Ja es mostrà, tanmateix, de bon principi, enginyós. Inventava les endevinalles —el número era purament verbal, d'estrictes endevinalles—i, de fet, duia els altres tres a remolc. Com a pallasset durà poc. S'enamorà d'una de les fiIles de Mariano Sànchez-Reixach —un home que estava ficat en negocis de circ— i en casar-se esdevingué, de retop, cunyat de Manuel Feijoo, un altre director i empresari de circ. Ajudat per la seva muller —doña Merche, segons l'anomena tothom—, Arturo Castilla portà les seves dots d'inventor, és a dir, d'home imaginatiu, a un camp més ampli, i de seguida donà un gran impuls —un impuls nou, fins aleshores desconegut—als negocis circencs del seu cunyat. Ell es proposà de fer circ en gran, és a dir, un circ ben separat de la rutina, i adoptà de seguida un nom, el de «Circo Americano». D'Amèrica, és a dir, dels EE. UU., adoptà també l'estil d'espectacle i fins l'estil de la propaganda; l'espectacle, basat principalment en l'amenitat, en aquells fets que frapin, que causin una sorpresa; la propaganda, feta pel broc gros, inspirada en el ditirambe. Ell, sobretot, imposà, tècnicament, un ritme: a la funció, no res de buits sinó la successió ràpida de números. Quant a la resta, banderes i focus potents i, per poc que pogués, noietes boniques i que ensenyessin les cames. Prou li sortiren, dintre Espanya mateix, imitadors, i les imitacions encara duren. Ningú no arribà, tanmateix, a fer-li ombra. Ell tenia massa empenta, massa talent, massa facultats de fantasia. Fins arribà a l'autèntica aventura: la d'emprendre, amb el Circ Americà, la conquesta d'Europa. S'atreví prou a fer l' intent: la vivacitat espanyola, duta a les conseqüències darreres, agradaria. No hi feia res que, amb el nom, donés gat per llebre. Si havia conquerit els públics espanyols, amb més motiu ho faria, encara, amb els d'arreu. Al capdavall. a tot Europa, de l'espectacle americanitzat n'estaven del tot a l'escapça. A Europa, d'un país a l'altre, totes li pongueren, a Arturo Castilla, i encara li ponen. El seu nom és, exactament, entre els dels directors i artistes de tot Europa, el de més prestigi. Haver estat al Ringling era, abans, per un artista, la millor carta de presentació. Ara ho és haver tingut contracte amb una de les organitzacions d'Arturo Castilla. I, tot això, com a resultat de poc més de deu anys d'esforços. Entretant, si l'Americà, amb l'explotació del nom, donava voltes per Europa, bé calia trobar una solució o altra per Espanya: els negocis espanyols no podien quedar pas desatesos. La solució fou adoptar d'altres noms i, a més de Price, principalment el de Circ Monumental. En relació amb l'Americà, l'ambició seria menor. L'estil, tanmateix, romandria, i l'estil donava la seguretat que la clientela espanyola continuaria essent fidel. El «Circo Americano» només vingué a Barcelona, després de set anys d'absència, una sola vegada: l'any 1968. S'instal•là al Passeig de l'Exposició de Montjuïc i no hi mancà res: tres pistes, sovint amb actuació alhora a les tres, molta comparseria, carrosses i cavalls, la fantasia de la descoberta d'Amèrica, és a dir: l'accent, posat en la presentació. Al mateix Passeig de l'Exposició, Arturo Castilla presentà, l'any següent, el 1969, l'august Charlie Rivel, i al Palau dels Esports, el 1970, el Circ de Moscú; sempre, el mes de setembre, en lloc de fer-ho ja ben avançat l'octubre i fins a l' hivern, tal com succeeix, a la Monumental, amb el circ que porta el nom de la plaça, circ que, per exemple, presentà, l'any 1968, la trapezista Pinito del Oro, a punt d'acomiadar-se definitivament de les pistes. Existia el problema de la temporada present. ¿On trobaria Arturo Castilla una figura, o sigui l'artista que atreu, que fa venir la gent, aquella figura anomenada ben pròpiament atracció? Al director de tants negocis circencs no li fallen mai els recursos. No havia portat en ruta, per tot Espanya, ja d'ençà de l'any passat, com a atracció, la popularíssima Mary Santpere? Mary Santpere no s'ho havia menjat tot d'ençà del primer dia? Per què donar-hi més voltes? Mary Santpere era la figura que convenia. I Mary fou l'atracció del programa, i el programa fou presentat, talment com d'altres vegades, com a Festival Mundial del Circ; ara, en un lloc gairebé inèdit, el de la plaça de braus de Las Arenas. I Mary es vestí d'august i es ficà, ja el dia primer, el públic a la butxaca. Que no era atracció? El circ estava ple de gom a gom fins el dilluns. Ho afavoria la bonança del temps: fer circ en ple setembre és una troballa. Però Mary donà el cop decisiu, tanta és la simpatia que escampa, l' humor que prodiga, la seva senzillesa i la bondat ben visible. Durant la funció, Mary apareixia tres vegades a la pista: la primera —en ser començat el programa—. Com a Mr. Loyal; la segona, com a acròbata—còmic, és clar—, i la tercera, com a august, ocupat en la transmissió —hilarant, altra vegada— del pensament. La caracterització de Mr. Loyal ja la sabem: frac vermell —vestida de gamba, deia Mary—, barret de copa; el barret, ara, sobre la rossa cabellera femenina. Mary feia unes quantes brometes, realitzava els diàlegs primers amb el públic i ja hi érem: tothom, content, amb la cara plena de rialles i amb les mans que no es cansaven d'aplaudir. A l'entrada d'acròbata, vestida amb malla, segons la manera de dir circenca —i amb coixins sota l' habillament—, Mary tornava a fer-ne de les seves: la mofa de la forçuda, la mofa del mortal a sortir de la bàscula; i el públic tornava a passar-s'ho bé. Si n'és de fort el poder de captació de l'artista catalana! Ella ho sap: la gent té dèficit de rialles. Sí? Tothom es farà passar la gana com aquell que res. Per esforç d' ella, per donació, per escampament de la gràcia no perdrem. L'endevinament del pensament no era res: la simple transmissió —trucada, amb el truc posat ben de relleu— del nom d'objectes. Però l'ocupació permetia a Mary de fer —altra vegada— unes quantes agudeses i no n'hi havia per menys: tothom, a riure a cor què vols. Que ella feia l'august? Escassament. Però perseguia la simple comicitat i tots, si aquest era també el desig del públic, contents. El programa era ella sola? De cap manera. Tots els números eren de qualitat i els números eren, encara, nombrosos. Els còmics, sobretot, s'endugueren les preferències generals. Més que no cap altre, Karinda, un funàmbul vestit de vagabund, féu riure de veres, i estigueren ben bé a la seva alçària els Pepets, uns acròbates grotescs que, contràriament a allò que assenyala el nom, en saben un niu. Hi havia encara els Di Lello, augusts de «soirée». No hi fa res que el repertori que posseeixin sigui molt limitat. Els Di Lello ho fan bé i posseeixen cops d'efecte esplèndids. Paul Noel, amb els lleons, també presentava un número amable, la qual cosa, per tractar-se de feres, no succeeix cada dia. També hi havia cavalls en llibertat, indispensables, i trapezistes volants, sempre molt vistosos. No cal, però, fer la llista d'artistes encara més llarga. El nom de la gent de circ no queda fixat a la memòria de ningú. Els del circ, de nom, és com si no en tinguessin. Les excepcions són tan poques! Que, en conjunt, el programa va agradar-nos molt? No: de caramels ja n' estem tips. En això discrepem del tot amb Arturo Castilla. L'americanització, és a dir, la simple superficialitat, ens fa apretar a córrer. Dels EE. UU. no ens agrada res, ni la política, ni l'estil de vida, ni la manera de resoldre el problema de la diversió. La mena de circ americanitzat no ens passa, per tant, Ens va bé, i no pas per política —no siguem malfiats!—, l'estil soviètic. L'any passat, al Circ de Moscú, hi anàrem dotze vegades, i el cor no ens deia mai prou, tanta era la riquesa que descobríem cada vegada. Arturo Castilla es situa a les antípodes del circ dels països socialistes. Li va bé, ben del cert. Però nosaltres tenim dret a posseir el nostre criteri.
JORDI ELIAS
10-10-1971 DIARIO DE BARCELONA
HUMOR DE CALIDAD OPTIMA
Uno de los números clásicos del circo, y harto conocido por todos los público, es el del funámbulo cómico, siempre ataviado de vagabundo, con la ropa deshilachada. Incorporando tal personaje, vimos aquí, modernamente, a Zapatta, presentado con todo boato. Otros siguieron, con mejor o peor fortuna, sus huellas, y las risas no faltaban nunca: el torpe y desarrapado metido a equilibrista ha constituido siempre un hallazgo. En el Festival de Circo de Las Arenas también aparece otra versión del funámbulo: ahora interpretado el personaje por Karinda. El artista francés presenta, sin embargo, una modificación: en lugar de ir sobre la cuerda gruesa y colocada sin tensión, lo hace sobre cable tenso, instalado a gran altura. Pero Karinda hace más: producir humor de calidad óptima. Ya deja de importar la proeza técnica del equilibrista, el cual deambula, sin embargo, a muchos metros del suelo, sobre alto monociclo. Interesa la presentación, el ornato; en este caso, el envoltorio de humor, y Karinda se despacha estupendamente, haciendo las delicias de todos. El vagabundo no desdeña los recursos verbales, tarea a la que le acompaña, magníficamente, Enrique Wernoff, el director de pista. Pero salta enseguida a la vista: Karinda es un exquisito comediante, dotado de un juego mímico prodigioso. Aquí está el juego de los grandes artistas. Parece como si el hombre barbudo y sucio acabara de improvisar sus réplicas, tanta es la precisión, el matiz, la oportunidad de las salidas hilarantes. Pero Karinda no es sólo actor en cuanto a la palabra, sino que produce comicidad, y aún más convincente, a través de los tropezones, de los supuestos pasos en falso y de la definitiva incompetencia para el cometido. Allí está el meollo de su número, siempre exento de amaneramiento, y el recinto entero estalla constantemente en risas, todos complacidos por el estupendísimo regalo de humor. Personalmente, descubrimos a Karinda hace ahora exactamente un año. Iba, en ruta, con el Circo Price, y nos fue dable asistir a algunas funciones estando el circo por Cataluña. Sin haber hablado nunca con él, cosa que aún no hemos hecho hasta el presente, es decir, sin que nos condicionara la razón de la amistad, publicamos enseguida una crónica en “Le cirque dans l’univers” y en ella citamos sólo a tres de los artistas, los más eminentes, que estaban en el programa: Mary Santpere, un perchista del que no hemos sabido más, y Karinda. Ante los entendidos del mundo entero, subscriptor de la revista parisiense, había que presentar el nombre, aun cuando fuera brevemente, del funámbulo exquisito. El demostraba, una vez más, que el circo no es novedad ni sensacionalismo, sino, principalmente, interpretación, y la suya, ahora ante el público barcelonés, es entusiasmadora, absolutamente convincente.
Jordi Elias
22-10-1971 DIARIO DE BARCELONA
OSCARS EN EL FESTIVAL DE CIRCO
El pasado viernes, en función de noche, hubo, en la plaza de toros de Las Arenas fiesta grande. La función ya contó, aún no necesitándolo, con un buen refuerzo: el de Pery y Popey en su entrada, ya no infantil, de clownes. Pero el "clou" fue otro: la entrega de los trofeos y Oscars. Había, entre el público, espectadores inusitados: la Junta del Real Círculo Artístico, representantes de la Casa de la Ciudad, el presidente de la Cabalgata de la Merced, delegados de la radio; y, en cuanto al aforo, un lleno completo; uno más. Una vez terminada la función y con toda la compañía en la pista, el vizconde de Güell hizo entrega a Mary Santpere, previas unas palabras, de una placa ofrecida por el Círculo Artístico, en testimonio de afecto y admiración», según dijo. A su vez, y en nombre de Radio Nacional de España el representante del Ayuntamiento de nuestra ciudad también obsequió a Mary, reina de la cabalgata, con una copa. Aún ataviada de augusto, Mary tomó el micrófono para dar las gracias. Va sin decir, colmó a todos de gentilezas. Llegó a dirigirse a la compañía para agradecer públicamente que, procedente ella del teatro, la hubiesen aceptado -con tanta cordialidad- en la familia circense. Ya se adivina: todos la aplaudieron entusiásticamente. Sólo faltaba que nos enteráramos de que aquel mismo día había sido, por vez primera, abuela. El circo entero se volcó en una ovación. El vizconde de Güell entregó a Arturo Castilla la medalla de oro del Circulo Artístico, "por su repetida colaboración" según dijo, "a la celebración popular de la fiesta mayor barcelonesa". Las muchachas que participaron en la cabalgata - las Elver, una de las Erlixton y una de las Marilies - recibieron a su vez un trofeo de Comercial Pegaso. Mary Santpere se encargó de hacer entrega de los Oscars, los cuales quedaron adjudicados al riesgo y a la comicidad, representados por Karinda, el funámbulo, a la originalidad, lograda por los Marilíes en su doble trapecio, y al valor, manifestado por el domador Paul Noel. Karinda, tímido pero agudo y en buen castellano, manifestó su satisfacción por haber podido actuar en España y, si abandonó por una vez la comicidad no se mostró remiso en cuanto a simpatía. Casi todo había terminado. Pero Mary aún acreditó su estupendísimo corazón. Llamó a su lado a Pery, a Popey y a los Di Lellos para compartir con ellos los últimos aplausos. "Sin los clownes, el circo no es nada" según dijo, y aún no quiso olvidarse de Enrique Wernoff, el director de pista, tan eficaz siempre en su cometido de complementar especialmente a los números cómicos.
Jordi Elias
29-10-1971 DIARIO DE BARCELONA
BIENVENIDO, TONETTI
Nuestra ciudad registra un privilegio rarísimo: que desde el pasado 8 de septiembre dispone de circo. ¿La compañía encabezada por Mary Santpere dio por terminada sus actuaciones el pasado domingo? Ha venido enseguida el relevo, y a partir del próximo viernes tendremos entre nosotros a Tonetti, prolongando una temporada de circo que, como siempre, empezó demasiado tarde. La coincidencia es ante todo una: que ambas temporadas están presididas por el humor. ¿Mary Santpere quiso acreditarse como augusto? Tonetti le dará enseguida la réplica y, por si no bastara su propia presencia, ha bautizado el programa del Circo Atlas de forma altamente digestiva: Festival de la Risa. ¿En qué consistirá el Festival de la Risa? Estará presidido por el mismo Tonetti: además, por Don Saunders, ¿Resultarán útiles más detalles? Tonetti y Saunders se bastan por sí mismos. Ellos aparte, lo otro que venga ya corresponderá a complementos, por más alta que resulte su categoría. Después de Tonetti y del añadido de Saunders, la calidad de los restantes alicientes del programa tiene que palidecer forzosamente. Hallándonos en Bilbao, años atrás, pudimos hacer una observación: que el de Tonetti se había convertido en nombre común. Para nombrar a unos payasos, las gentes decían: "Hemos visto a unos tonettis". La popularidad del director del Circo Atlas no ha llegado aquí a tales extremos. Las gentes recuerdan, sin embargo, a Tonetti, y, eso, a pesar de que, hasta ahora, el Atlas no haya venido con frecuencia a nuestra ciudad: su última visita, por ejemplo, data de 1965. Pero Tonetti es de los tres o cuatro únicos artistas de circo a los que se distingue con nombre propio. Sea el que sea el programa de que se trate, se hablará de unos malabaristas o unos acróbatas, de un domador, o un equilibrista. Entre dos o tres más - Pinito del Oro, Charlie Rivel y, eventualmente, los 3 Rivels -, Tonetti no es, simplemente un payaso o, con aproximación mayor, un augusto, sino precisamente Tonetti, estimado por todos, exquisito comediante de la pista. Bienvenido, Tonetti, a nuestra ciudad. El Atlas no dispuso, en 1965, del envoltorio adecuado. Ahora, sí: el terreno escogido -casi el único disponible en nuestra ciudad- representa la peana firme para el edificio estupendo del Circo Atlas. El lugar es céntrico y alegre y ha sido cuidado con todas las exigencias procedentes del mayor gusto y del sentido de la mayor generosidad. Ahí se trasladará la ciudad entera; todos, atraídos por la descripción afortunadísima de Festival de la Risa. Y Tonetti no defraudará a nadie. Presentará, aparte de todo lo que lleve entre manos, al fenomenal Don Saunders. Pero se dará, como obsequio último y de más enjundia, a si mismo; como siempre acompañado de Manolo, su hermano, en función de cara blanca o enharinado y, con él, componiendo la pareja de payasos famosa y felicísima.
Jordi Elias
10-5-1972 DIARIO DE BARCELONA
VISTAZO AL MUNDO CIRCENSE
En el último número de “Le cirque dans l'Univers", M. Dauven comenta que el ministro francés de Asuntos Culturales asistió, “en tant que tel”, a una representación del Cirque d’Hiver, y lo hizo para entregar la medalla “des Arts et Lettres” a los decanos de los payasos franceses, el clown Maïs y el augusto Loriot (80 y 87 años respectivamente). Nunca había sucedido un hecho semejante, comenta el articulista, quien añade que, con el acto, el ministro “remite oficialmente el circo al rango de las Artes". A pesar de ello, los periódicos franceses apenas dieron cuenta del acontecimiento. "La Prensa considera al circo una diversión estrictamente buena para los niños", anota el escritor. En todas partes cuecen en habas, podemos apostillar nosotros. Según costumbre, el sumario del número del boletín del Club du Cirque es muy extenso y contiene un texto de Emile Zola, una divagación sobre “las astucias publicitarias" y la noticia que Maurice Chevalier, cuando joven, había querido montar, con su hermano Paul, un número de acrobacia. Un estudio sobre los pájaros en el circo da el detalle de un papagayo que mantiene conversaciones con su amaestradora en danés, sueco, inglés, alemán, francés e italiano. No es un indocumentado quien aporta la noticia, sino precisamente M. Jacques Garnier, historiador del circo muy competente. Después de publicar otros ensayos y artículos, el numero de "Le Cirque dans l'Univers" se refiere a los espectáculos de circo presenciados por los corresponsales y, si uno de ellos comenta la actuación de Annie Fratellini. El corresponsal barcelonés da cuenta de otro augusto femenino, la popular Mary Santpere". También aparece una alusión a los Rudi Llata, despedidos definitivamente, al parecer, de las pistas de espectáculo. A pesar de la solemnidad de la función de despedida, los Rudi Llata fueron fieles a si mismos y merecieron una vez más el reproche: que no presentan entradas nuevas. El corresponsal de Luxemburgo dice sobre Mimí Paolo, quien actuó en el Circo Busch-Roland, que, "sobre el alambre la gracia y la charme" personificadas. Más en posesión de sus medios que nunca fue la poética "vedette" de la velada". Aparte de lo que escribiera sobre ellos y reiteradamente el corresponsal barcelonés, los payasos catalanes Martini aparecen por vez primera en el boletín del Club du Cirque; ahora avalados por Jacques Garnier, quien les descubrió en el Circo Carl Althoff. El articulista es breve, sólo anota que los jóvenes artistas supieron escapar de la influencia de los Rudi Llata. Un corresponsal italiano da una noticia importante: que el volante Luciano Jarz consiguió la cuádruple pirueta al volver al portor. Perteneciente al grupo de los Ferdinando-Jarz, Luciano actuó repetidamente ante los públicos españoles, los cuales pudieron presenciar la proeza de la triple pirueta, aumentada ahora con una vuelta más. “Le Cirque dans l’Univers” aporta muchas noticias más. Pero la relación ya resulta suficiente y no hay que cansar más al lector posible.
Jorge Elias
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