dissabte, 13 de novembre del 2010

ELS MARTINI - TOTÓ VALLÈS - FESTIVAL DE PALLASSOS DE CORNELLÀ

Ara que s'acosta el Festival de Pallassos de Cornellàs, voldria posar de manifest els escrit que publicà el meu pare fa 50 anys sobre els Martini, pallasos de primera categoria mundial, essent un dels membres de la formació, EN MANEL VALLÈS alias TOTÓ, Nas d´Or en la edició del Festival de l'any 2006

Quim Elias


13-1-1960 El Mundo Deportivo

TEMAS DE CIRCO

Unos con empuje: Los Martini

Los circos españoles incluso muchos de campanillas no dejan de presentar en sus programas una laguna: la de los payasos. España, tenida por tierra fecunda en artistas dedicados en hacer reir, no da actualemnte los frutos de antaño, y en el mismo Festival Mundial celebrado recientemente en nuestra ciudad – Festival que tenía que reunir a las mayores excelencias – actuaron unos payasos españoles que no podían satisfacer al espectador minimamente exigente.
Una excepción, sin embargo, presenta el panorama: la de los Martini. Después de una tregua obligada por el servicio militar de cada uno de los tres – dato que acredita la juventud de los componentes del grupo – llevan un año prodigándose por todos los locales que les pueden cobijar: Cine Selecto, Teatro Victoria, Alameda del Cómico, Pueblo Español de Montjuich, además de actuar en numerosísimas fiestas particulares, principalmente en ocasión de las Primeras Comuniones, y en las Fiestas Mayores de los pueblos catalanes. Los Martini han hecho más: han gozado del privilegio – merecidísimo – de trabajar varias veces en la televisión.
Momento es pues que los tres se lancen a empresas de mayor ambición. Un inmenso campo, el de las rutas seguidas por los circos españoles, les está esperando para su conquista. Y el sitio que ellos tienen reservado no es secundario, de invitado admitido. Los Martini tienen plaza propia en los circos de mayor importancia, plaza ocupada ahora por formaciones con muchos menos merecimientos. Pero después de unos meses necesarios para la total puesta a punto, ya no es conveniente que los Martini demoren más su lanzamiento decidido a la auténtica vida circense profesional.
Los Martini son payasos de corte moderno, no emparentados con la vieja tradición de los inefables artistas de otros tiempos. Pero de la modernización han sabido salvar los mayores escollos, el de la verborrea y el de los chistes como más importantes. Siendo jóvenes, casi unos debutantes, hallan lejos de ellos los peligros del amaneramiento. Poseen buen gusto natural, intuición segura, la lucidez de la autocrítica. Disponen de buena prestancia física, de simpatía, de un infinito afán de mejorar. Puestas en la pista, todas las características llegan a un resultado: el de la alegría, tan ausente en muchos circos durante la intervención de los payasos.
No son artistas que, en cuanto a su forma de manifestarse, hayan ya llegado del todo. Su trabajo es susceptible de perfeccionamientos, hacia la mayor eficacia, hacia la deseada síntesis. Pero los Martini, artistas con empuje, están llamados a llegar. Tal vez sea este año el de la primera consagración suya ante los públicos de los circos. Lo que no ofrece duda alguna es que, tan pronto dispongan de una oportunidad, sabrán responder a la confianza que se les otorgue con todos los pronunciamientos favorables.

JORGE ELIAS



82.-

22-12-1960 EL MUNDO DEPORTIVO

LOS PAYASOS MARTINI
actuarán en breve en Barcelona


En fecha 13 de enero pasado publicamos en estas mismas columnas un artículo titulado “Unos con empuje: los Martini”. Rino, Manolo y Juanito, en efecto, resultaban un caso aparte. Solo habían trabajado hasta entonces en festivales infantiles de poca monta, en algun teatro y cinema, en fines de fiestas y en fiestas mayores, además de haberse asomado a la televisión. Habían acreditado, sin embargo, madera. Y así, al hacer el resumen del año circense, pudimos escribir tambien en estas mismas columnas, en la edición del 3 de febrero pasado: “Unos payasos que prometen: los Martini”.
No pusimos en vano nuestras esperanzas en ellos. Lejos de quedar en un sempiterno papel de “domingueros”, los Martini se dispusieron a entrar, libres ya del servicio militar, en la auténtica vida circense profesional. Ya lo anunciábamos en nuestra edición del 4 de agosto último: “Los payasos Martini han pisado ya el serrín de las pistas”. El circo que les contrató fue el Nacional de Holanda en ruta por Andalucía: un circo de campanillas, de gran cabida, y con un programa de categoria. Y en el Nacional de Holanda – un circo español cien por cien – han hecho los Martini toda la temporada, desde la primavera hasta los últimos dias del pasado octubre.
Pero los tres jóvenes artistas han subido ahora un eslabón más. En lugar de quedar ociosos durante el invierno, ha sido don Juan Carcellé, el organizador de los festivales barceloneses, quien les ha captado para su Gran Circo Español, actualmente en las Islas Canarias. Y a partir del 23 del actual actuarán en Barcelona, en el Palacio Municipal de Deportes, incluidos en el Festival que don Juan Carcellé ofrece todos los años a los barceloneses.
Si antes sólo tenían empuje y prometían, los Martini están ahora abriéndose rapidamente paso. Como no podia dejar de ser, se están imponiendo en toda la línea. Y si nosotros nos comprometimos en señalarles un gran porvenir, hubiese resultado ridículo que el vaticinio se diluyera en el aire. Nosotros sólo jugamos cartes de victoria y no estamos por quedar descalificados,
Habrá que ir, pues, al Palacio Municipal de Deportes para ver a los Martini. Después de casi un año de pisar el serrín de las pistas, será muy interesante ver su actual puesta a punto. Y mucho nos sorprenderia que Rino, Juanito y Manolo, a pesar de su extremada juventud, no se llevaran el público de calle. Para la masa, los Martini pueden constituir una gratísima revelación.

JORGE ELIAS


83.-

28-12-1960 EL MUNDO DEPORTIVO

DOS CIRCOS A LA VEZ


Presentación del Nazionale dell’Italia y del Festival Mundial 1960

El pasado sábado, en función de tarde, se presentaron en nuestra ciudad dos circos: el Nazionale dell’Italia, en la plaza Monumental y el Festival Mundial 1960, en la Palacio de Depotes de Montjuich. Las fiestas navideñas barcelonesas, pues, quedarán este año subrayadas por el circo. Popularmente, el circo será el espectáculo más destacado de los últimos dias del año y principios de 1961.
En la Monumental se presentó una compañía bien estructurada, a base de circo clásico: leones, un imitador de Tarzán, volteo a caballo, icarios, perchistas, elefantes, acróbatas en la cama elástica, piramidistas a caballo, caballos en libertad. Figuran en el programa, además, dos números ya conocidos de los barceloneses: Joy Kay, con su caja de las sorpresas y Zavatta, el vagabundo de la cuerda floja, ambos de gran éxito, los 5 Paolos, payasos muy dinámicos, de excelente escuela. Gloria-Argos, notables equilibristas con la muchacha haciendo de portora, y los Contis, trapecistas volantes de muy buen ver, además de los Di Lallo, augustos de “soirée”. Un programa lleno de alicientes, alegre y variado, y con el dinamismo propio de todas las organizaciones de la empresa Feijoo-Castilla.
El Festival Mundial es de los mejores que ha presentado en nuestra ciudad don Juan Carcellé. La primera parte está llena de animación, a veces actuando tres números simultáneamente. Después de un gran desfile con caballos y muchachas, hay un triple número chino: de equilibrios, acrobacia e ilusionismo; cabras y ponnies en libertad y luego caballos; Zorzan, vagabundo en la cuerda floja; indios y cowboys llenando el ancho recinto y actuando simultáneamente en las tres pistas; los icarios Sandra, notabilísimos; un número de focas; los ciclistas Four Kant, de mucho mérito. Termina la parte con un número de relumbrón: los trapecistas volantes Pierre Alizée, uno de los mejores del mundo en la actualidad.
La segunda parte contiene varios números muy importantes: el tigre a caballo, de Harri Bed; los siete leonés machos presentados por un joven domador alemán, la contorsionista Gitta Morelly, los payasos españoles Martini,



Deu anys de circ, any 1964, pàgina 100


La llista, tan breu, ha d'esser closa. Ja no hi ha, en tot Espanya, altres formacions dignes d'esment. Podría al•ludir-se als Martini, la carta dels quals jugàrem des del primer moment. Els Martini, però desferen el número. El desferen (i no pas per baralles sínó per motius particulars) en el moment més inoportú. Era quan tot, després d'una carrera meteòrica, començava a somriure'ls. On haurien arribat és difícil de dir, sobretot si es considera que ells eren uns nouvinguts al circ, sense precedents familiars. Anaven, però, per camins nous i per camins que reclamaven ardidesa. No els mancaven, segons sembla, ganes de treballar. I no escatimaven el sacrifici i la mortificació. Tot va resultar, tanmateix, un foc d'encenalls. I és incert si tornaran a les pistes. El fet és que, de moment, n'estan allunyats, la qual cosa, sobretot per la necessitat de renovar l’aire, és molt lamentable.

V FESTIVAL MUNDIAL – NADAL 1960

El número de pallassos anà a càrrec dels Martini, uns joves artistes que acabaven de fer una entrada de cavall sicilià en el món del circ. El Palau dels Esports, però, els vingué gran. Hagueren d'usar el micròfon, el qual els desfigurà la veu i els la empobrí de matisos. El joc mímic, a més, per l’allunyament del públic, els perdé eficàcia. Fou una llàstima. Els Martini, parodistes i no parladors, venien a renovar l'aire. La temporada a Barcelona podía haver-los consagrat. Hagueren de fer-ho lluny de nosaltres: a París i a Suècia. Després, quan tot els somreia, desferen el número. No fou, com altres vegades, per baralles. L'ascensió fulminant, sigui com sigui, romangué aturada. I els Martini haurien omplert un buit: el de la manca de pallassos treballadors, abnegats i parodistes.


86.-

6-2-1961 EL MUNDO DEPORTIVO

TEMAS DE CIRCO

LOS MARTINI EN PORTUGAL
Actuan en el Coliseo dos Recreios de Lisboa

Una vez terminado el Festival que se celebró en el Palacio de los Deportes de Montjuich, una parte de la compañía se trasladó a Portugal para actuar en el Coliseo dos Recreios de Lisboa. Formaban la expedición: los volantes Pierre Alizée, los icarios Samiza, la contorsionista Gitta Morelly, el funámbulo Zorzan, los acróbatas Chen-Tu-Ching. Tambien participaron en el grupo los payasos Martini.

En Lisboa se unieron a la compañía los patinadores italianos Sergio, los trapecistas Larible, los chimpancés de Pilade Cristiani, los malabaristas Troia y los ciclistas Nory. Hubo tambien algunos artistas portugueses; los augustos de “soirée” capitaneados por el popular Luciano y los payasos Elisabeth’s.
“Como usted ya sabe”, nos escriben los Martini, “el Coliseo dos Recreios es el “papu”. Todos cuentan, todos dicen y, la verdad, no es para tanto. Salimos un poco cohibidos por la leyenda. Pero al iniciar nuestro trabajo, sin darnos cuenta, nos fuimos encontrando a nosotros mismos. Total: que desarrollamos la entrada con toda normalidad. Al final, tocamos nuestro habitual pasodoble. Gustó tanto que tuvimos que repetir, y así hasta dos veces más. Rara es la función en que solo interpretamos dos piezas. Por lo general son tres”.
“En el mismo programa” dicen tambien los Martini, figuran los Elisabeth’s portugueses. Ellos van en la segunda parte. La diferencia entre su trabajo y el nuestro ya puede suponerla. Nosotros, entrada y ellos blagas y chistes”.
Los Martini, pues, han actuado ya en el extranjero. Hace un año solo contaban con un propósito: el de abandonar la doble actividad (la civil y la artística) y dedicarse de pleno a su vocación de payasos. Desorientados y llenos de expectación, estaban a lo que saliera, dispuestos si fuera necesario a la espera. En último término continuarían actuando en el Pueblo Español de Montjuich, en las primeras comuniones y en las salas cinematográficas que quieran cobijarlos.
Pero la espera no ha sido necesaria. Conocido el propósito de dedicarse al circo por entero, los Martini tuvieron, para la temporada, contrato. La temporada, luego, se alargó con la oferta que les pasara don Juan Carcellé y el Palacio de los Deportes de nuestra ciudad. Y no ha faltado aún el apéndice: el Coliseo dos Recreios de Lisboa.
Los Martini, empezando, teniendo el más viejo de ellos veintisiete años de edad, han puesto en vigor la vieja frase famosa: veni, vidi, vinci”.

JORGE ELIAS


89.-

19-3-1962 EL MUNDO DEPORTIVO

TEMAS DE CIRCO

“LOS MARTINI”, parodistas
van por la senda de los clowns internacionales

Los 3 Martini saben que el trabajo de los clowns no puede valorarse exclusivamente según la cantidad de risas que despiertan. Cierto que la misión de los payasos es la de hacer reir. Los payasos, sin embargo, son comediantes y lo que ante todo es su acierto de intérpretes al desarrolar una comedia grotesca.
La tentación es grande. Haciendo concesiones, los resultados hilarantes aumentarían de volumen. No importa. Los Martini no quieren apartarse de la linea de payasos parodistas. Y saben que las victorias demasiado fáciles no llevan a ninguna parte. Que sean otros los que por un medio u otro obtengan la carcajada continua. Ellos se contentan con menos. Les basta ser fieles a su misión de payasos y recuerdan la fábula de la liebre y la tortuga: no por tomar con cuatro brincos la delantera, la liebre dejó de ser vencida por la tortuga parsimoniosa.
Y así, parodistas, los Martini pudieron llegar a París. No tuvieron que esperar mucho; sólo dos años de andar por las pistas de circo. Pero fueron dos años de trabajo auténtico, de ensayo contínuo, de exprimir incesantemente la mollera, de pasar y repasar sin descanso, siempre críticos exigentes de sí mismos, sobre lo que ofrecían a los públicos.
Y en París lograron lo mismo que ya tenían en España: la sanción favorable de los que saben de qué va. Lograron más: un contrato para Suecia. Y el viaje a París ya realizado y la temporada con el Cirkus Scott a punto de iniciarse ha permitido esto: la trasplantación sin daño de su trabajo a paises de los que desconocían el idioma.
Es inimaginable que Alady, un gran cómico de la pasarela, actue en París o en Estocolmo. Sus infinitos recursos verbales sufrirían allí eclipse, máxime si desconociera el idioma del país. Es esta la servidumbre de los payasos circenses. Ellos no son, tal como Alady, simples cómicos. Ellos tienen que ser comprendidos, sin variar la esencia de los que hacen, por los públicos del mundo entero. Que otros sean humoristas o intermediarios. Quien se apropia del atuendo de payaso y pisa el serrín o el “planché” de las pistas de circo tiene que mantenerse payaso hasta las últimas consecuencias.
Si un acróbata o un equilibrista posee, con su trabajo acrobático o de equilibrios, un lenguaje universal, tambien tiene que ser universal el lenguaje de los payasos, igual circenses que los otros. Que los humoristas trabajen de smocking o cubiertos de harapos y que vayan por teatro o por salas de fiestas. Los que se vistan de clown o de augusto y penetren en la pista redonda de los circos son circenses por los cuatro costados y no pueden dejar de ser circenses.

JORGE ELIAS


92.-

18-8-1962 EL MUNDO DEPORTIVO

TEMAS DE CIRCO

EL LENGUAJE MIMICO
es el único de comprensión universal

Las opiniones que hemos sustentado sobre los clownes no han gozado a menudo de la popularidad. Resultaba inútil alegar que nos hallábamos en la línea de la crítica internacional de más altura (de la crítica que aparece, por ejemplo, en “Le cirque dans l’Univers”). Tambien hemos querido señalar la coincidencia de criterios con don Sebastian Gasch, prestigio indiscutible en la vieja batalla circense. Por las razones que fuera, esa defensa nuestra no ha resultado nunca convincente. La acusación de que íbamos por mal camino subsistía.
Llegado el caso, sin embargo, hemos hecho el rotundo elogio del augusto Emilio Díaz. Emilio es un superviviente, aun en activo, de la gran época del circo. Es, además, respetado y admirado por todos los del oficio: por todos aquellos, incluso, que nos acusan de no llevar el reloj a la hora. Y al ver nuestra reverencia ante el veterano y exquisito comediante, los del oficio han tenido que admitir que no íbamos tan despistados como parecía.
Es en el mismo sentido que expresamos nuestro regocijo al ver aparecer a los Martini. Les vimos de inmediato una singularidad: la de que no querían ir por los caminos fáciles del chiste. Y en seguida les abrimos un crédito de confianza. No dejamos de correr un gran riesgo. En el caso de Emilio Díaz aceptábamos un prestigio ya reconocido por todos. Ante los Martini, el fenómeno era inverso. Cuando empezamos a escribir sobre ellos solo se hallaban los tres payasos en los balbuceos de su carrera. No importó. Jugamos nuestra carta y corrimos el peligro de quedar por los hechos desmentidos.
Pero los Martini, fulgurantemente, han hecho carrera. De golpe y porrazo se plantaron en los mejores circos españoles. A continuación, casi sin tomar respiro, se fueron al extranjero. Aún sin conocer el francés, metieron cuña en París. Y sólo después de dar allí la primera función obtuvieron contrato para la temporada, la actual, en Suecia, país en el que se hallan. ¿Dimos pues un paso en falso al jugar fuerte a su favor?
Si los Martini no sabían el francés, menos tenían la más mínima noción de sueco. No importó. Su entrada no tenia por base la palabra. Para Suecia y para Francia, para España y para Portugal, los Martini no llevaban un bagaje de chistes sino de parodias. Y las parodias, basadas en la acción y en la mímica, son de comprensión universal.
Hemos sostenido que la parodia es lo propio del circo. Ahora descubrimos la ventaja: que es material adecuado para la exportación (y para la importación). ¿Esto no representa la miel sobre hojuelas?

JORGE ELIAS



30-12-1964 EL MUNDO DEPORTIVO TEMAS DE CIRCO

Los Martini, en el cine Selecto
han revernecido viejo laureles

A los clownes Martini se les puede llamar, en un cierto sentido, malogrados. Jovencísimos, surtieron como la espuma. Todo fue terminar el servicio militar de cada uno de ellos y las puertas de circos españoles se les abrieron de par en par. No importaba que se tratara de unos autodidactas, no descendientes de familias de circenses ni de actores. Habian dado en el clavo y los empresarios se dieron cuenta de ello.
No quisieron exprimir el jugo español hasta el final. Hicieron como todos los que tienen ambición: a correr mundo. Se plantaron, sin pensarlo dos veces, a Paris y alli sucedió esto: que solo al debutar, precisamente por Navidad, lograron contrato para el año siguiente. También en Paris el empresario lo vio bien: habia que apresurarse. Si los Martini no quedaban amarrados en seguida las ofertas les llegarian en cantidad y ellos se escabullirian de las manos de los màs interesados.
El contrato le llevó al año siguiente a pais lejano, precisamente a Suecia. Si no habian dudado en presentarse en Paris conociendo el francés sólo muy sumariamente, tampoco el sueco representó para ellos dificultad mayor. A Suecia se plantaron, teniendo que expresarse en sueco, y también alli, gracias a que son parodistas y no habladores, se impusieron con todos los pronunciamientos favorables.
Los vientos, sin embargo, cambiaron. Todo fue terminar la temporada y fallecer el padre de Rino, el clown. Rino, asi, tuvo que ponerse al frente, en Barcelona, del negocio familiar. Ya podian llover, como asi resultó, las ofertas. Los Martini no podian aceptar ninguna. Se habian terminado, por imperativos familiares, las temporadas en los circos. Rino no podia ausentarse de la ciudad y los Martíni tenían que dar y daban el adiós definitivo a las pistas.
Tanto es así que Manolo, el primer augusto, quedó, empleado en su oficio no artístico, en Suecia. La formación Rino-Manolo– Juanito quedaba, pues, por lo menos provisionalmente, deshecha. Y los Martini, cuando todo les sonreia, tuvieron que desaparecer. Ahi es oportuno citar el clásico vacio. En España y en Europa entera no andamos tan sobrados de clowns para que no se echen en falta una formación que llevaba todas las de ganar.
Quedados a dos, los Martini no se alejaron del todo, si lo hicieron de las pistas, del espectàculo. El veneno del circo que habian ingerido tenia sus exigencias. Y en verano, siempre que se terció, asomaron de vez en cuando la cabeza. Habia que dejar constancia de que, aún en otra forma, aún existian. Ya no podian aspirar a mucho. Convenia, con todo, recordar que aún formaban en las filas.
Los Martini han reaparecido ahora en el Cine Selecto. El viejo trio Rino-Manolo– Juanito está ahora compuesto por Rino-Juanito-Torino. Juanito, por lo tanto, ha pasado a desempeñar el papel de primer augusto. Dejémonos de comparaciones con Manolo: no conducirían a ninguna parte. Lo que puede asegurarse es que, disponiendo de campo que correr, Juanito demostró que su calidad artística era cierta y que su papel, hasta ahora secundario en la entrada, no significaba precisamente una terminante limitación de sus facultades interpretativas.
Juanito ha huido de la tendencia anterior: la de buscar el efecto jocoso a través de la pequeña mímica. Ahora se ha convertido en un comediante con todas las de la ley: comicidad en el tono y en los efectos verbales, convincente, de decisiva caída de la balanza.
Los Martini han reverdecido viejos laureles. Tonino equivale a un complemento muy estimable. Sobre Rino no hay que insistir. Lleva como siempre la voz cantante, siempre bien situado y lleno de personalidad, y obliga al comentario: làstima que los Martini no puedan seguir por el camino de antes. JORGE ELIAS

114.-
4-12-1965 EL MUNDO DEPORTIVO

TEMAS DE CIRCO
El augusto Manolo Martini escribe desde Suecia sobre Charlie Rivel

Sabido es que uno de los Martini, el augusto Manolo, se halla, apartado por el momento de su quehacer profesional, en Suecia. Allí le escribimos recientemente y su contestación, en cuanto a lo que ahora interesa, es la siguíente:
“Me pregunta si vi a Charlie Rivel por Eurovisión. Pues no. Pero en cambio le vi personalmente este verano pasado. Estuvo actuando en el Parque de Atracciones Grona Lund. Sobre 20 días aproximadamente. Su actuación era de una hora. Le acompañaba un «partenaire» llamado Price, que le secundaba correctamente.
»Empezaba la actuación de smoking y a cara limpia. Con el violín en mano empezaba a dar el prometido concierto el cual a los pocos segundos se convertía en una auténtica bufonada repleta de gags cómicos de la más fina comicidad. Podríamos calificarla de chapliniana. Luego, frente al público, se maquillaba su carátula de clown. ¡Con qué finura, gracia y maestría lo haría! El público lo admiraba con la boca entreabierta y en un silencio absoluto, como si de un funánbulo realizando un arriesgado truco en la cúpula del circo se tratara. Luego, al colocarse su original narizota roja y su peluca de payaso, el público empezaba a sonreír; y al deshacerse de su elegante batín azul, tomando instantáneamente la guitarra y avanzando parsimoniosamente con su original atuendo de la camisa larga — y roja como su nariz — y con esa mirada tan llena de candor, el público estallaba en una gran y prolongada risa. Daba su breve pero bien dado concierto de guitarra. Luego quiere jugar a acróbatas con su “partenaire” y suelta inefablemente varias veces eso de “Acrobat oh”. Viene el golpetazo que se da con la silla en la cabeza, su fantástica forma de llorar como un bebé, etcétera. Vuelta a los acróbatas. Cuando ve aparecer de un biombo el brazo dé una mujer indicando que se acerque, empieza otra sucesión de gags que nos hacen toser de tanto reír. Finalmente da su concierto de ópera bufa: inimitable.
“Le ví unas seis veces. Estuve incluso en la función de despedida en la que estuvo colosal, por encima de todas las actuaciones que yo había presenciado anteriormente.
“¿Mi opinión? El mejor clown que he visto en pista, todo un poema de gracia irresistible. Estoy a su lado en lo que dice que lo coloca a la altura de Charlie Chaplin y Grock».
Hasta aquí, en lo que se refiere a Rivel, la carta, en la que es de subrayar el reconocimiento de méritos a un colega, hecho absolutamente sorprendente por su extremada rareza. Pero nuestro punto de vista ya consta: Sólo el ignorante desprecia a los demás; quien tiene talento no se siente humillado al reconocer el talento — mayor o menor — de los otros.
La carta tiene, sobre el tema del circo, una apostilla. Se lee en ella: «Pasando a lo que me pregunta sobre mi regreso, le diré: que no sé exactamente cuando, pero si que será antes del verano. ¿Qué si estoy dispuesto a resucitar? Veremos a ver... Lo dejaremos en estos puntos suspensivos. No le parece mal ¿verdad?
¿Cómo va a parecernos mal? Nos dará una gran alegría poder volver a abrazar al amigo. Pero tenemos, además, que pronunciarnos decisivamente: nuestro deseo es que Manolo se incorpore al trio Martini. Augustos de sus condiciones no abundan, de su modestia, menos. Y si Charlie Rivel llegó a ser, sin duda el primero — en absoluta plena forma en su madurez y no decadente ni arrinconado — otros hay que, aún reconociendo la propia limitación, quieren seguirle los pasos y entre los tales, catalán al igual que Charlie Rivel, Manolo Vallés, primer augusto del grupo joven y entusiasta de los Martini

Jorge ELIAS


115.-

9-12-1965

TEMAS DE CIRCO

Giovani, excéntrico músico
o una gratísima revelación

En uno de los numerosos festivales infantiles que se celebran siempre en nuestra ciudad hemos podido hacer un gratísimo descubrimiento: el de Giovani excéntrico musical. Podemos ser tajantes en el veredicto, Giovani constituye una auténtica revelación. Ya fue descubierto sagazmente por los agentes del espectáculo. El cronista puede repetir las preferencias. Giovani es un caso aparte, un auténtico chef d'oeuvre.
Giovani no es un recién llegado, sino un antiguo - a pesar de su juventud - miembro de la gran familia del circo. Formó parte nada menos que del trio de clowns Martini, ahora reducido a dos por la separación de quien se hacía llamar "Juanito". Juanito, pues, se ha extranjerizado el nombre: ahora, en italiano, Giovani.
No ha sido una extranjerización arbitraria. Giovani hace el número precisamente en italiano, un italiano fácil, que sea comprensible para todos. La jerga italiana, abundante y voluble, ayuda a dar un tono grotesco al número. Esto es el acto entero: una deliciosa entrada grotesca para niños y mayores. Giovani se describe bien. El es lo que en el argot del circo se llama un excéntrico. Si Juanito era augusto, el paso hacia el número de excéntrico no ha tenido que ser demasiado largo.
La designación de excéntrico, sin embargo, es, por sí misma, insuficiente. Tiene que completarse con otra característica: la de la musicalidad. Giovani, pues, excéntrico musical. Ya se entiende: la música no está tomada como valor por ella misma. Es el simple pretexto para la comedia, el punto de partida para todos los alardes cómicos. Y la comicidad de Giovani es de primer orden, el artista habiendo hecho sus primeras armas -las de su puesta de largo artística- en las difíciles y exigentes pistas de los circos.
Todo es cómico en Giovani: su atuendo, muy original, la simplicidad de la caracterización -ninguna pintura en la cara, la verborrea, las muecas, incluso la forma de mirar. Giovani no es de los que se lanzan a lo que salga. El va por el camino abnegado, de la constante exigencia a fondo y, poseedor de una magnífica escuela - la de la modestia y la de la necesidad permanente de aprender - ha llegado a donde sólo alcanzan pocos: a poseer un número singular, susceptible de los más insólitos rendimientos.
A veces hemos tenido que criticar, sintiéndolo verdaderamente, la triste escuela de comicidad observable en muchas pistas de los circos. La comicidad es un arte dificil. Tienta, sin embargo, por su aparente facilidad. De ello resulta a menudo un estilo chabacano, de mal gusto, sin ninguna elevación ni alegría. No es este el caso de Giovani. El excéntrico musical ahora descubierto ha venido a renovar el aire. Si antes hicieron esto los Martini - y los jalones de su carrera están a la vista - todas las esperanzas están al joven artista permitidas, no tan sólo en el ámbito del espectáculo infantil - ya por sí necesitado de muchas renovaciones-, sino en empresas de mayor enjundia como es la de su irrupción en las pistas de los circos, tantas veces con dificultades para ser llenadas por los dedicados al arte dificilísimo de hacer reír.

Jorge ELIAS

120.-
23-12-1965 EL MUNDO DEPORTIVO

TEMAS DE CIRCO

Los clownes Martini o una feliz reaparición del trío

En la función en homenaje al payaso español que se celebró en el Circo Atlas, entonces en nuestra ciudad, en la noche del 26 de noviembre última, actuaron, entre otros, en el fin de fiesta, los clownes Martini. No había lugar para el lucimiento: el tiempo marcado para cada uno de los actuantes era sumamente breve. Pero los Martini dejaron constancia de su categoría. El veredicto fue unánime: habíamos presenciado la actuación de unos verdaderos payasos.
En el circo se hace un buen distingo entre trabajo y arte. Trabajo, lo que se haga; arte, la manera de hacerlo. Como trabajo, los Martini pudieron dar poco: tres o cuatro chistes, muy breves y la entrada musical. Pero su arte, o sea, la interpretación de los papeles, también llamada - al igual que en todos los trabajos del circo - la facultad de saber vender, resultó de primer orden. Ahí está el mérito: dar el do de pecho a pesar de que la partitura, por razones de tiempo, resulte mínima.
Los Martini, no vistos desde hace mucho tiempo, reverdecieron viejos laureles. Había un buen acicate: el de estar los tres: Rino, Manolo y Juanito, otra vez juntos.
Rino acreditó su autoridad y el dominio de siempre. No es un clown presumido. Resulta un valedor adusto y risueño, según convenga. Allí no hay amaneramiento sino el gesto - siempre mínimo - como acabado de inventar, siempre del todo preciso. Rino llega a donde pocos: a no escucharse, a no embabiacarse con su propio papel. Lleva el número, además, a ritmo rápido, sin baches ni reiteraciones, vivaz, dinámico, variado.
Manolo, un exquisito actor, dueño de la mímica, poniendo en el fraseo todo el énfasis grotesco necesario. El no se apoya en lo que diga, sino que pone el acento en la manera de decir; manera de decir, desde luego, acompañada por el gusto y la actitud, pero gusto y actitud de cuerpo entero, así es toda la cara la que habla. Un intérprete, pues, de primera línea, no explotador de unas tendencias naturales siempre visibles, sino transformando en aire interpretativo una facultades recónditas, casi secretas.
Juanito, vuelto al redil, con su preferencia por los detalles, por la pequeña caricatura de los gestos y expresiones mínimas. Ha adquirido una gran madurez: la de haber, con su número de excéntrico, tomado alas, las cuales le han permitido entregarse a fondo a su misión, no sabemos si accidental, de "Augusto".
Confesamos que nunca nos dijo gran cosa la entrada musical de los payasos. El arte de los cómicos o tontos del circo debe encauzarse hacia la interpretación de entradas y no hacia el concierto solemne. Los Martini, sin embargo, nos volvieron, según decimos en catalán, "de muerte a vida". Eso es saber tocar, eso es tener sentido musical, eso es dar realce al concierto. Su musicalidad es profunda, propia del estudioso y no el producto azaroso del que toca de oido. También con la música se llevaron un éxito.
Los resultados que han conseguido, sin embargo, no pueden perderse. Los Martini disponen de una riqueza que no puede ser disipada: la del número excelentemente logrado, escasísimo por su calidad en todas las pistas españolas. Ellos llevarán razón al no querer entregarse al circo por entero, pero nosotros tenemos que pedirles que hagan un esfuerzo: los éxitos logrados no pueden malograrse. Hay un sitio vacío en las pistas españolas - y extranjeras - que les está reservado. El circo les dio un nombre incipiente y muchas alegrías. Algún dia habrá que pensar en la conveniencia de devolver, con el sacrificio si es preciso, los favores recibidos.
Jorge ELIAS



121.-

27-12-1965

La Olimpiada Mundial
del Circo
presentada en el Palacio de los Deportes

Después de dos años de interrupción, don Juan Carcellé reanudó el pasado sábado, día de Navidad, la tradición, remontada al año 1956, de presentar cada año en nuestra ciudad, y en el Palacio de los Deportes, un gran festival circense, el cual tomó ahora el nombre de Olimpíada Mundial del Circo 1965-66.

El juicio puede ser tajante: el festival u olimpìada de este año es de mucha categoria, a la altura de los mejores que nunca presentara aquí el popular hombre de circo. Hay números de peso, de auténtico peso convincente y números curiosos, de una gran originalidad. El total sólo puede ser y es uno. El de un programa de calidad muy alta y de una gran amenidad, todo ello subrayado por el acierto de la instalación y decoración y por el énfasis de las tres pistas en que se actua en ocasiones a la vez y que, si bien dificultan la fijación de la atención en un lugar determinado, llena el amplio recinto de ritmos dinámicos y así queda reducido al máximo el espació vacío.

Todo ello, aún, apoyado por los muy abundantes números de altura, a veces con actuaciones tocando al mismo techo del palacio y con otro aliciente: el de la calefacción, esta vez muy satisfactoria, la cual halla esta vez el refuerzo de las gradas, muy llenas por público entusiasta y que produce un clima completo de calor y de efusión.

El programa se abre con un número de leones y tigres a cargo de Karl Fischer, un domador que, a pesar de su madurez y de su figura oronda, da al trabajo y a su actuación una vivacidad y una alegría insólitas. Los números de animales son después varios: de chimpancés de Willy Meyer; de focas, de Mr. Pettersen; de unos elefantes de pequeño tamaño, y una gran rapidez y simpatía en las evoluciones. Pero aquí hay que incidir ya en los números originales: uno de patos; otro de un canguro boxeador, otro de serpientes y cocodrilos, todos ellos vistos con mucho deleite y con resultados de franco regocijo.

La lista de los restantes números es muy larga. Mejor será, pues, que, por lo menos por el momento, omitamos la mayoría de los nombres. Sólo señalamos, casi sin escoger, los niños Lauradores, pulsadores o equilibristas manos a manos, sensacionales por su seriedad y la perfección de los ejercicios; los Wyllerffs, divididos en dos grupos de dos, patinadores sobre altos pedestales; los Karindas, funámbulos realmente sorprendentes actuando con red; Wolf Bellffis con su moto giratoria; otros motoristas deambulando sobre cable aéreo y atravesando el recinte de parte a parte; dos equilibristas sobre bambúes oscilantes; Markus haciendo malabares con gruesas bolas de hierro y dejándoselas caer sobre la nuca; los Ibarra, trapecistas volantes con un exquisito trabajo hecho de precisiones y de finuras. Aún falta incluir a la contorsionista Ayline, provista como sensacional y no actuante en el dia del debut por no haberle llegado el equipaje. Todo ello y mucho más, unido por las numerosas intervenciones de los augustos de "soirée", esta vez de una calidad incorriente por cuanto figuran en el grupo nada menos que Señalada y los 3 Martini.

Pero lo reseñado, aún resultando suficiente, tiene aún un complemento fenomenal: el aportado por los 3 Rivels, payasos. Cualquier elogio resultará aquí poco por cuanto los Rivels son figuras señeras del circo mundial. Tiempo habrá para insistir en quiénes son y qué hacen y para extendernos en el impacto que hayan causado. Hagamos de momento un sólo anticipo: que desde los tiempos de Grock (1912), desde los de Charlie Rivel (1954), nunca habian pasado por Barce1ona unos clownes de la categoria de los Rivels; y si Grock no gustó lamentabilísimamente a los más, si Charlie Rival quedó emtonces muy desdibujado, René, Celito y Rogelio Rivels gustaron hasta el entusiasmo a chicos y mayores y. va sin decir, al critico, lo cual significa que su arte excelso es totalmente universal y está apoyado en lo que hizo grande a Charlot: en las pequeñas cosas, insignificantes por sí mismas, pero mimadas genialmente.
Felicitémonos, pues, por la nueva incursión de don Juan Carcellé a nuestros dominios y, ante el esmero y el acierto de la programación, aún podemos ser más expresivos: gracias, don Juan.

Jorge ELIAS



177.-

25-2-1967 EL MUNDO DEPORTIVO

EL CIRCO ACTUALIZADO

LOS MARTINI, REAGRUPADOS
ACTUAN EN EL CNE SELECTO

Parecía ser que, por motivos privados no relacionados de ninguna de las maneras con la amistad entre los tres, los Martini no aparecerían más en las pistas de los circos. El propósito era que, a dos o a tres ya no se moverían en lo sucesivo de Barcelona. Así ha sido visto durante los últimos tiempos: galas privadas, actuaciones esporádicas, salidas por la televisión y párese de contar. En todas partes, sin embargo, el mismo impacto. En la televisión misma, con comprobación de todos, los Martini dejaron siempre muy alto el pabellón de los payasos españoles.
Pero las circunstancias cambiaron y los tres jóvenes artistas pudieron hacer dar un rumbo en la dirección tomada. De la noche a la mañana les fue posible tomar una determinación: volver a los circos, reincorporarse al viaje. Así piensan hacerlo. Quien bebió el veneno de las pistas no puede, al fin y al cabo, hacer sordo a las reclamaciones.
A fin de ponerse plenamente en forma - lo que en el argot automovilista es llamado rodarse -, los Martini actuaron durante dos semanas en el Cine Selecto. No les falta compenetración, conocimiento del oficio. Ellos no dejan, sin embargo, nada al azar. Otros habrá que, aún después de una larga etapa de descanso, se lanzan alegremente por el camino de las improvisaciones. Los Martini quieren atar bien todos los cabos. Su ambición es mucha: su exigencia consigo mismos – señal segura del talento – rigurosísima. Antes pues, de hacer el nuevo salto a las pistas, dos semanas de ensayo público, de pulsación minuciosa de todos los resortes del oficio de hacer reír.
En el Selecto, la comprobación al alcance de la mano, los Martini gustan, los Martini dan el paso cumplido. Ellos realizan lo que ahora no tiene prestigio: la obra bien hecha. Lo corriente es pasar, despacharse como sea. Los Martini van a lo que nunca debió perderse: a dar el máximo de su calidad de intérpretes. Así hacen los cantantes del Liceo: no salir del paso a tontas y a locas sino exhibir en la dimensión máxima las facultades y hacer gala de la escuela y de todo el beneficio de un estudio sacrificado y duro.
Hay buena tela que cortar entre los Martini. De vuelta de una imposibilidad rodeada de los mayores atractivos, Rino es el clown risueño y con petulancia muy disimulada. Por su cuenta, Manolo y Juanito están enriqueciendo a cada paso los recursos hilarantes: estudio a
fondo de las situaciones, comicidad buscada incluso en los movimientos del cuerpo y forma de colocar los pies. Por lo demás, la movilidad necesaria en el intérprete y los efectos buscados, más que en la eficacia de lo que se diga, en la forma de decirlo. El arte circense exige precisamente eso: un estilo muy peculiar, una insistencia precisa en los matices.
Tiempo tendremos – ocasión no faltará – para volver sobre los tres artistas. Por el momento, la noticia es ésta: que los Martini han vuelto a reagruparse. Lo decidieron en el momento mejor: el del preludio de una nueva temporada. Lo que suene sonará y procuraremos que no se nos escape ninguna de las etapas de uan carrera reemprendida y que tiene que ser y será siempre triunfal.

Jorge ELIAS



178.-

20-3-1967 EL MUNDO DEPORTIVO

TEMAS DE CIRCO

LOS CLOWNES MARTINI
en el Circo Price de Madrid

A punto de dar por terminada la temporada circense del presente invierno, los señores Feijoo y Castilla han querido dar realce especial al último programa del Circo Price de Madrid. Escogieron, pues, para el programa, un nombre que no deja de tener, en la intención, sus riesgos: “Más difícil todavía”; riesgos por cuanto al anuncio podía no responder a la realidad de lo dado; riesgos por cuanto el imperativo del circo es ir siempre más allá; lo del clásico más difícil todavía individual.
Lo prometido se cumplió: el programa actual del Price de Madrid significa un do de pecho en la contratación. Los barceloneses ya conocen muchos de los números: por eso pueden ser y son testigos de las bondades de lo que queda presentado. Conocen a muchos de los números por cuantos ellos fueron presentados en el último Festival que se celebró en nuestro Palacio de los Deportes. Estos números son: el de los piramidistas y saltadores árabes Marrakechs, el – doble – de los liliputienses Colibris, el de los osos de Johnny, el de los perros de Evelyne Hans, el de los acróbatas a la báscula Lukacs, el de los volantes Tony Steele. A ellos hay que añadir otros que también son conocidos por los públicos catalanes: el de los ponnies de Carmo, el de los barristas Marsan’s y los complementos de Pepín León y Milanés, augustos de “soirée”.
Aún quedan tres números del todo inéditos en España: el de los Fiallas, equilibristas sobre escaleras, el de los clownes Chicky y el del Ballet del Senegal, danzarines de color.
Pero falta mencionar aún otro número, colocado como penúltimo del programa: el de los clownes Martini: Ya se dijo que los Martini volvían a la palestra. La “rentrée” ha sido por la puerta grande: en el Price. Ellos han podido aceptar lo que no resulta corriente: la presencia de otros humoristas, e incluso clownes de entrada, en el mismo programa. Sabían que llevaban las de ganar. Así ha sido.
La base de su entrada queda constituida por la parodia del bar automático y por la versión burlesca de la popular “Juanita Banana”. Lo del bar automático, en la línea de lo que tienen que ser interpretación – los actores son intérpretes - de una obra o asunto de repertorio. El “quid”, por lo tanto, está ahí con el acento personal puesto en un argumento de dominio público. Todos los pronunciamientos han sido favorables. Los Martini han triunfado por talento, por lozanía, por imaginación, por gracia representativa.
Pero el “clou” ha resultado la parodia musical de la “Juanita Banana”. Aquí hay que utilizar el término peculiar del mundo del circo: es una parodia terminada. Terminada quiere decir eso: que la parte ha adquirido una suprema armonía. No falta ni sobra en ella nada. El tema es de calidad; la interpretación, adecuada. Si los Rivels han hecho famoso en Europa entera su “puentecito”, los Martini, con intervención a fondo de los tres podrían hacer igual con la cómica y airosa “Juanita”. Pero los jóvenes artistas irán por otro camino: el de renovar constantemente y renovarse.

Jorge ELIAS


179.-

TEMAS DE CIRCO

LOS CLOWNS MARTINI
en los programas televisados

Ya hemos tenido ocasión para mostrar nuestra actitud ante el hecho de la televisión. Acudimos a ella sólo como quien consulta el diccionario. Otros van por el camino contrario trapo. Tambien hubo uno que se leyó el diccionario línea por línea. Según la historia, por el momento no había pasado de las cien primeras páginas.
Fuimos, pues, el pasado domingo a consultar el libro de la televisión. Había buen motivo: la atuación de los clownes Martini. Ya nos fue hecha por adelantado la advertencia: sería una actuación breve, de unos pocos minutos. Las exigencias de la programación no permitían más.
Gracián dijo: “Lo bueno, si breve, mejor”. Por una vez no estamos de acuerdo con el aforismo popular. La actuación de los Martini nos parece, por buena, brevísima. Nos quedamos con la miel en la boca. Lo bueno hubiese sido, por una vez, la de ver aumentada la cantidad, superior.
Los Martini son esos auténticos payasos. Se dedican, pues, a la pequeña, y a veces monstruosa, payasada. La payasada consiste en eso: en dar a la mímica la primacía. Los Martini hacen más: en lugar de explotar en exclusiva las ventajas del chiste, dedicarse a la comedia fresca. Ellos han comprendido lo esencial: que el payaso – el clown, según la designación preferida – no es más que un intérprete. Toman, pues, un pequeño, sintético argumento y lo ofrecen a través de la ficción de los personajes.
Manolo lleva, según le pertenece, la voz cantante. Todo él es expresión: la forma de colocar los pies, la forma de andar, la forma de mover las manos. Pero la expresión viene, con todo, del juego de las facciones. Su personaje es, constantemente, bobalicón. Pero el bobalicón no se para en una actitud estática, sino que el rictus es cambiante, de una gran movilidad, las facciones llevadas siempre a un dinamismo ininterrumpido y persiguiendo un rendimiento exhaustivo, de pura entrega a fondo.
Los Martini escogieron la vieja entrada del fotógrafo: una entrada interpretada, es decir, dando de ella una versión propia, adornada con mil hallazgos originales. Llega el momento de la pose. Manolo es reconocido para la sonrisa, para la expresión alegre, para el aspecto preocupado, para el rictus amargo. Los cambios sucesivos le ponen a prueba: hay que saltar de una comparación a otra. Manolo se despacha con todos los pronunciamientos favorables. La expresión bobalicona de antes da paso a las mutaciones. Los primeros planos permiten que la comprobación resulte completa: Manolo es un mímico de primer orden. La expresividad queda del todo convincente.
Rino tiene reservado un papel de mejor lucimiento: el de llevador, de lanzador del augusto. Una vez dio un buen ejemplo de precisión, de exactitud, de eficacia. Situados antaño en la alta consideración debida, los clownes can quedando ahora desdibujados, asimilados a menudo a los regidores de pista. Rino da cuenta de su inteligencia: sobrio, colocado siempre en el segundo plano escogido pero agudo y múltiple, lleno de personalidad.
Los Martini han batido el récord de apariciones en la televisión: cuatro veces en un año: Esto no representa una marca insuperable. Ellos mismos se encargarán de ir más allá. Si las salidas son, cada vez más breves, la acumulación de ellas permitirá el redondeo de la total manifestación del talento de los artistas.
Jorge ELIAS



182.-

5-6-1967 EL MUNDO DEPORTIVO

EL CIRCO ACTUALIZADO

EL CIRCO ROYAL, por Cataluña
con los clownes MARTINI como atracción

El programa del Circo Royal presenta características ya no usadas: ausencia de animales y, en su lugar, dos números de música ligera, números plenamente pertenecientes al gènero de variedades. Este capítulo aún queda, en cierta manera, alargado: es a través de un ilusionista, el Conde de Aguilar; ilusionismo con buen trabajo, habilísimo, pero con simpatía mejorable, ahora con una base excesiva en envaramiento y de displicencia.
La parte del circo, aceptable. Un ciclista diestro y aceptable: Marty. Un locutor lleno de recursos y de simpatía, con número cómico, además, propio: Canuto. Un malabarista de empuje: Paolo. Un número espectacular: el de los 4 Cuellar en las cuerdas. Unos jóvenes con clase: los 3 Herma, olímpicos equilibristas. Una alambrista de mérito: Mimí, danzarina experta y precisa. Un número de emoción, el de los Warton en la banquina a gran altura.
Como atracción del programa, los jóvenes, y ya muy duchos, clownes Martini. Aquí no cuenta lo de los clownes lentos, amanerados y con recursos hilarantes escasos. Los Martini han venido a renovar aire. Son artistas dinámicos, ágiles y alegres. Poseen entusiasmo, vivacidad. Se hallan, además, en plena sazón. No en balde han estado solicitados por la televisión. El peso que dan es cumplido: la eficacia, cierta.
Los Martini poseen aún otro aliciente: que presentan entradas no conocidas, entradas que a menudo son enteramente nuevas. Así lo manifiestan ahora la parodia de los boxeadores y la de “Juanita Banana”. En la primera, la dinámica física en primer plano; en la segunda, auténticamente de su creación, la proyección, con muchos adornos, musical.
La parodia de “Juanita Banana” merece plenamente la calificación de máxima; según el lenguaje del circo, la de entrada terminada. Los dos augustos pueden lucirse y se lucen de veras: Juanito, con sus voces y su gesticulación de mexicano; Manolo, con su caracterización, en absoluto afeminada, de bailarina. Todo, un acierto completo, redondeado por la actuación siempre abnegada del clown, en este caso Rino, muy digno y señorial en su ingrato papel, pero dificilísimo de llevador.

Jorge ELIAS



234.-

23-6-1970 DIARIO DE BARCELONA

PAYASOS DE EXPORTACION

El tópico resulta ya antiguo: que España es una cuna de grandes payasos. ¿Sï? El lugar común no carece de base cierta. Limitándonos a los más conocidos, exportamos a Europa varias formaciones que adquirieron celebridad: los Tres Rivels. Charlie Rivel, Pompoff y Theddy, los Rudi-Llata; todos ellos, de la época actual.
Ahora quedó registrado un nuevo envío: los Martini.
- ¿En dónde harán la temporada próxima? preguntamos a los jóvenes artistas; los tres casi catalanes de pura cepa.
Estábamos en Toulouse a finales de año.
- Iremos a Noruega. Ya hemos firmado.
- ¿Noruega? ¿Cómo harán para desenvolverse en idioma tan enrevesado?
- ¿Cómo haremos? Llegamos aquí sin saber un ápice de francés. ¿No se despacha Carlo con toda propiedad? Igual sucederá en Noruega: que Carlo aprenderá en seguida lo que le toque decir. Ya estuvimos, además, años atrás, en Suecia. Conocemos, pues, el sitio en que tiene que apretarnos el zapato.
Esto tienen de bueno los Martini: que no son habladores, sino parodistas. Así, cualquier entrada suya puede quedar trasladada al acto a cualquier país. Sólo falta que Carlo, o sea, el clown enharinado, sepa traducir el saludo y cuatro cosillas más, y Manolo y Loren -los augustos- pueden ir haciendo de las suyas; a través de la expresión corporal y de la mímica, desde luego.
- Esta caravana es nueva - apuntamos a Loren, el más joven de los tres.
- Sí. Ahora tenemos una cada uno - dijo el augusto. Los tres nos hemos casado y tenemos que vivir con cierta comodidad. La caravana - o el camping, según la denominación más corriente y no circense - no es nuestro refugio temporal sino nuestra casa.
Nos habría gustado saber cuánto les había costado cada unidad. Sólo recibimos la confidencia del sueldo: diariamente, tres ceros y una cifra altita delante. Para que vayan diciendo los profanos que los del viaje - según la denominación francesa - despiertan mucha lástima. Envidia, tendrían que decir.
- Prometo que le escribiremos - anunció Manolo.
Ahora quedó recibida, desde Noruega, la primera postal. La exportación ha sido, una vez más, un hecho.

JORGE ELIAS



238.-

21-7-1970 EL MUNDO DEPORTIVO

LOS MARTINI HACEN TEMPORADA
EN NORUEGA

Siempre se dijo que España es país exportador de payasos. Ahora existe una prueba más: la dada por los Martini. En su nueva etapa -con la entrada en el trío de Carlo y Loren- los Martini hicieron las Navidades en Toulouse en el Palacio de los Deportes. Ahora han dado un paso aún más importante y difícil: trasladarse a Noruega para realizar allí, en el Circo Berny, la temporada entera.
Igual hicieron otros que después adquirieron celebridad: los Rivels, los Rudi Llata. Los Martini no les irán a la zaga. Son jóvenes, tienen talento y, al revés de los clownes españoles que no se han movido de España, no se han adscrito en la escuela de los habladores, sino que escogieron el lenguaje comprensible para todos: el de la mímica, convertidos ellos, por lo tanto, en parodistas.
La adquisición de la lengua de cada país -francés, noruego- ha tenido que ser, así, mínima. Los clownes han resultado como otros artistas de circo cualquiera: poseedores de trabajo de comprensión universal, facilmente trasladable de un país a otro. Solo Carlo, el clown, tuvo que aprender unas pocas frases -para el saludo, por ejemplo- y la gracia y el oficio españoles se han impuesto una vez más.
"Nuestra entrada gusta mucho", escribe Manolo, el primer augusto. No es de extrañar. La entrada - la del boxeo - está bien llevada, posee muchos trucos y todos tienen que rendirse ante la jovialidad y el humor fresco.
El Berny es un viejo circo, el más importante de Noruega. La presente es su 41 temporada: siempre por el país. La compañía mo pierde fecha, casi cada día actúa en una ciudad distinta, pero las distancias son cortas, según reconoce Manolo. Dan una sola función diaria y, unicamente los domingos, dos. "Viajamos después de la función", añade el corresponsal, "la cual termina a las 9 y, como no tenemos noche, va estupendo".
"Noruega - insiste Manolo- es una maravilla en lo que se refiere a paisajes. Todas las noches me doy un paseo con mi esposa. Carlo y Loren escogen diferente: prefieren ir a pescar en los ríos y lagos".
Ya veremos si los Martini vuelven. Las empresas de Europa están ojo avizor. Los Rivels y los Rudi Llata hicieron así: que, una vez salidos, recibieron un contrato detrás de otro; ssiempre por parte de las casas mejores. Los jóvenes Martini lo vienen anunciando hace ya años: que, cuando den la "campanada", harán que se les oiga.

Jorge ELIAS




239.-

26-7-1970 DIARIO DE BARCELONA

LOS
PAYASOS MARTINI,
EN NORUEGA

Un dia del año 1959, hallándonos en un circo y mientras aprovechábamos el intermedio de la función para fumar un cigarrillo, un amigo alemán nos expuso que en su país querían fundar un club de amigos del circo, y nos preguntaba con quienes sería posible contar entre los españoles. Le hicimos una lista brevísima de nombres. Un jovencito, también fumador, y que habia oido desde lejos la conversación pidió permiso para intervenir en el diálogo, y añadió a nuestra lista un nombre más, precisamente el nuestro. Es obvio que nos echamos a reír, y el desconocido quedó atónito al descubrir que nos había nombrado a nosotros.
Este jovencito, tímido y atento, y poseedor de una exquisita amabilidad, era Manuel Vallés, casi catalán. Artísticamente, se le conoce por Manolo Martini, payaso.
No tardamos en ver a "Los 3 Martini" en acción y por primera vez, lo hicimos en el "Pueblo Español" de Montjuich. En seguida, e1 13 de enero de 1960, publicamos un artículo en que, bajo el título de: "Unos con empuje: Los Martini", exponíamos: "Momento es, pues, que los tres payasos se lancen a empresas de mayor ambición. Un inmenso campo les está esperando para su conquista. "Los Martini"tienen plaza propia en los circos de mayor importancia… Ya no que demoren más su lanzamiento decidido a 1a auténtica vida circense profesional… "Los Martini", artistas con empuje están llamados a llegar…"
El trío pisó por primera vez el serrín de las pistas aquel mismo año 1960, enrolado en el llamado Circo Nacional de Holanda; aquella temporada, en ruta por e1 sur de España; a continuación, Gran Circo Español , dirigido por Juan Carcellé. Las Navidades de 1960, en el Palacio de Deportes de Barcelona y con el Festival Mundial y primera salida al extranjero, a Lisboa, para actuar en el Coliseu dos Recreios. Pasaron luego por el Price de Madrid, y por Marruecos, y emprendieron la primera gran aventura: por las Navidades de 1961, instalación en Porte de Versalles y Cirque d'Hiver, y llegada la temporada, traslado a Suecia, enrolados en el Circo Scott.
A beneficio de 1a brevedad, hay que saltar etapas y el final momentáneo es que, por las Navidades de 1969, estaban en Toulouse, actuando en e1 Palacio de los Deportes de allí, y luego se fueron a Noruega, para incorporarse al Circo Berny, en donde se hallan ahora, y en donde actuaran hasta que termine la temporada.
En 1960, a1 hacer su descubrimiento, escribimos que "los Martini" estaban llamados a llegar. No podíamos equivocarnos: aún muy jovenes, los tres artistas, capitaneados por Manolo, ya han llegado.

Jorge Elías



256.-

18-10-1970 DIARIO DE BARCELONA

LOS MARTINI, DE REGRESO

Los payasos catalanes han llegado ya de Noruega, en donde han hecho, con el Circo Berny, la temporada.
- ¿Qué tal ese verano? - les hemos preguntado.
- Hemos pasado mucho frío -cuentan-. Vea: teníamos que encender la estufa todas las noches; eso a pesar de encontramos en pleno agosto.
- ¿Frio también el público?
- El noruego es un público desconcertante. Parece frío pero no pasan de ser todos unos tímidos. Lo están pasando en grande y tienen vergüenza de reir. Si no les toca más remedio que soltar la carcajada lo hacen agachando la cabeza, deseosos de pasar inadvertidos. A ellos cuaja la definición de Popey, aplicada a otros: son unos críos. Yo añadiría más: que se trata de unos buenazos.
- ¿Gustó el humor español?
- Parece que sí y precisamente por el contraste de temperamentos. Aparecimos a menudo en la primera página de los periódicos y uno publicó en grandes titulares: 'Los clownes del Berny se llevaron el primer premio".
- ¿Los periódicos se interesan mucho por el circo, en Noruega?
- Enormemente. Incluso publicaron una fotografía del hijo de Loren nacido en Trondheim. Al saber que su hijo acababa de nacer, Loren no pudo esperar y fue al hospital cen la cara pintada y vestido de augusto. Así salió fotografiado en pleno hospital, con el pequeño Sergio en brazos y teniendo cerca a su esposa Esther Micheletty.
- ¿Mucho viaje?
- No paramos un solo día. En cinco meses actuamos exactamente en cien poblaciones diferentes. ¡Imagínese la caantidad de quilómetros recorridos! Lo raro era parar más de un día en una ciudad.
-Y vuelta a tomar el coche y el remolque.
-Nos tocó muy a menudo desplazarnos a las islas. ¡Cuántos viajes por mar tuvimos que hacer! Lo que lamentábamos es que los recorridos fueran tan breves. ¡Qué belleza la del paisaje noruego!
- ¿Se despachó bien Carlo con el noruego?
- A las mil maravillas. Ahora ya se atreve con cualquier lengua. Sólo le falta buscar la traducción de lo que dice al ruso. Pero ello será coser y cantar. Después de la prueba del noruego, ninguna lengua la aparece como enrevesada.

Jorge Elias




261.-

21-11-1970 DIARIO DE BARCELONA

RETORNO AL BERLIN CIRCUS

Las crónicas de la presentación del berlín Zirkus no pudieron nombrar a tres números que, incorporados más tarde a la compañía, han venido a reforzar el programa. Se trata de números importantes; todos ellos casi con categoría de atracción. Su paso por Barcelona no puede quedar, pues, ignorado; principalmente por cuanto la compañía del Berlín Circus ha adquirido relieve muy destacado, plenamente merecedor de todos los pronunciamientos más favorables.
Los números nuevos son: el de los acróbatas a la báscula Brandt, el de la alambrista Ana Arata y el de los payasos Martini.
¿Los acróbatas Brandt? Cuatro hermanos casi iguales entre sí, excelentes vendedores del trabajo y con buenos registros en la proeza técnica. ¿Ana Arata? Una agradabilísima alambrista y un alarde incorriente: el equilibrio de cabeza. Sobre los Martini no precisa insistir. Vueltos de Noruega, se presentan en plena sazón y en la modalidad de mímicos y no de habladores. Carlo, Manolo y Loren no han conquistado la popularidad - y la estimación de los más entendidos - por casualidad, sino por su afán de lucha y de perfeccionamiento y por la exigencia de renovación y de invención. Por lo demás hacía muchísimos años que, en cualquier lugar, no surgía un programa con tres formaciones de clownes, y éste es el caso del Berlín: en la cartelera, los Folco, Emi, Goti y Cañamón y, por si eran pocos, los Martini.
Entre el número de panteras y el de leones, una joven muchacha - joven y tímida y muy bonita- realiza un número de equilibrios de espadas colocadas sobre la frente. Preguntamos a Yolanda Prin:
- Esta Jessica, ¿quién es?
- ¿Quién va a ser? Mi hija Patricia. Ya tiene 17 años. Una buena moza, ¿no? según dicen adedes.
Con Yolanda, casada con el domador de panteras Alfred Beautour, somos amigos desde el año 1957. Después nos hemos visto en muchísimas ocasiones, e igual han hecho los públicos españoles que han seguido las programaciones de los directores Castilla y Feijoo. Pero en 1957, y en los años que siguieron, la pequeña Patricia no contaba. Tampoco contaba su hermana Carolina; ahora servidora; es decir, acompañante o complemento en el número de los equilibrios.
- ¿Carolina se limitará siempre, a servir?
- Ni mucho menos. Está preparando un número de antipodismo. Creemos lo tendrá ya a punto la temporada próxima.
Yolanda intervenía antes en el número de los elefantes. También había hecho los caballos. Pero se inició en el antipodismo. Carolina tiene, pues, buena maestra. ¿Qué no sabrá Yolanda? Ella es lo que en el circo queda llamado una genérica. ¿Con quién se casó? Con aquel que recibió el bautizo de Fred Jackson; a su vez, un domador -amaestrador- completo: leones, panteras o lo que se tercie.
Jorge Elías



283.-

2-6-1971 DIARIO DE BARCELONA

EL CLUB DE PAYASOS, A CHELE

Hace ya muchos años -demasiados- que Tonetti, con su Circo Atlas, no ha parado en Barcelona. Tonetti se encontrará, sin duda, con una dificultad: la escasez de terrenos en donde instalarse. No lo faltan, además, rutas que recorrer. Nuestra ciudad queda dejada el margen.
Tonetti estuvo aquí, por última vez, en otoño da 1965. Una función dejó recuerdo especial: la del 25 de noviembre, dada a beneficio del Club de Payasos.
¡Qué velada, aquélla. Después de 1a función completa un gran fin de fiesta, en el que participaron, entre muchos, Mary Sentpere, Alady, Gila; además de cuatro formaciones de payasos: Sala y Chele, los Alava, los Martini y los Mendez; eso, sin contar a los propios Tonetti.
Tonetti fue proclamado luego presidente del Club de Payasos y nunca olvidó para el Club las funciones benéficas. Ahora, el pasado 28 de mayo, dio una, una más en Madrid. No faltó una figura egregia que la presidiera: la princesa Isabel de Borbón.
La función fue aprovechada para imponer a Chele, el augusto, la insignia de oro y brillantes del Club. De Chele escribimos en ocasión de la función benéfica barcelonesa que, con la concertina, ataviado grotescamente de novia, evocaba "la expresión llena de ternura de Grock".
¡Cuánto más puede decirse del finísimo augusto! Que, cercano ya a 1os 70 años, Chele es "un sac de rialles", según decimos en catalán, siempre ocurrente y con una verborrea interminable; y que, según él mismo atribuyó a Tonetti, en Madrid, al ser interviuado en la radio, no sería posible hacerle un trasplante de corazón: el suyo es demasiado grande.
Si el Club de Payasos fue pensado para ayudar el artista viejo y necesitado, Chele representa la antítesis de la imagen. ¿Qué, el 28 de mayo, por la noche, estaba en Madrid? Al día siguiente, a las 12 de la mañana, actuó, con Sala, en Lérida; a las 4 de la tarde, en Barcelona, y a las 7, en Castelldefels; tres funciones en un día, pues. ¿No basta? El otro día, el 30, "hizo" a `rimera hora de la tarde, en Barcelona, otra primera comunión, y luego otra segunda en La Palma de Cervelló. ¿Qué le llegó la hora de descansar? El 31, por la mañana, se hallaba, siempre haciendo pareja con Sala, en el Parque de Atracciones de Montjuich.
¿El, un payaso amargado, ya caducado? Ni mucho menos. ¿El, necesitado de ayuda, de la clase que sea? No, es Chele quien reparte alegría, sea actuando o compartiendo con los amigos. Hace mucho más: atender a 1os viejos artistas, que con achaques, faltados de trabajo, lo pasan mal. Y así el Club, atiende su finalidad: promover la auténtica hermandad entre los del oficio, una hermandad efectiva, realizada con el sacrificio de todos.
Por eso el Club de Payasos impuso a Chele, por medio de Tonetti, quien estaba rodeado por una gran constelación de los que se dedican a hacer reír, la insignia de oro y brillantes: por haber atendido, el representante del Club en Cataluña, con tanto desvelo y donación, a cuantos necesitaban, además del aliento del amigo, la contribución que les permitiera salir del mal paso. Jordi Elías

286.-

20-6-1971 DIARIO DE BARCELONA

EL CIRCO REBENIGG, EN AUSTRIA

No importa que el nombre de Rebenigg resulte desconocido para todos. El Rebenigg es, según parece, el circo más importante de Austria. La dinastía que dio el nombre al circo tiene ya 200 años de existencia, y quien dirige ahora los negocios de la familia es Herr Rudi Rebenigg.
El programa de mano da cuenta suficiente de la importancia de 1ª compañia de este año del Circo Rebenigg. Hay en él un número de dromedarios en la diciplina llamada en libertad, un número de caballos y ponnies, uno de elefantes, uno de chimpancés, otro de caballos en libertad y otro de panteras, todos los cuales son índice de la categoría de la totalidad del espectáculo. Más aún que en otras partes, el acento esá puesto en los animales. El circo no puede quedar confundido con las variedades.
El numero de panteras corre a cargo de Alfred Beautor, llamado Alfredo en el programa, a la española. Resultaría excesivo designar a Alfred como español o casi español. En España ha hecho, sin embargo, muchísimas temporadas; la última, por lo menos en Barcelona, la del año pasado con el Circo de Berlín.
Conocimos a Alfred, y a su esposa, Yolanda Prin, en 1956 ¡Cuantas horas no hemos compartido luego con ellos! En el transcurso de muchos años hicieron compañía con los Castilla. ¡Cuántas veces habremos presenciado las rutinas de las panteras! Siempre, afortunadamente sin haber ocurrido accidente alguno.
En 1956, los hijos del matrimonio eran muy pequeños y el invierno pasao tuvimos una sorpresa: Jessica ya aactuaba en el número de equilibrios de espadas sobre la frente. También Jessica figura ahora en el programa del Circo Rebernigg. Ya comprobamos en Barcelona que se defiende estupendamente. Su madre, además, hizo, para nosotros, el comentario: "Una buena moza, ¿no?", dijo, en su castellano casi perfecto.
El último número del programa del Rebernigg corre a cargo de los tres Martini, los payasos catalanes. Los Martini "hicieron" la temporada pasada en Noruega, con el Circo Berny. Ahora tenían que ir con el Carl Althoff, por Alemania. Pero Althoff, en sociedad con Rebernigg, los llevó a Austria, y allí están, cerrando el programa, aceptando la responsabilidad de constituir el número fuerte, el de más compromiso.
¡Bravo por los Martini! Abora ya actuarán poco por España. Su paso por Austria representará su lanzamiento internacional definitivo. Noruega queda demasiado lejos; los agentes internacionales apenas irán por allí. Austria, si: es plenamente Europa. Todos los que están ojo avizor habran hecho el descubrimiento de Carlo, Manolo y Loren. ¿Que los payasos españoles, sólo por ser españoles, disponen de gran prestigio en todas partes? Los Martini valen por sí solos y, como, contrariamente a otros, se preparan por anticipado para presentar el número en la lengua que sea, las oportunidades para el éxito resultan, además de inmediatas, extraordinarias.
Jordi Elias



315.-

14-1-1972 DIARIO DE BARCELONA

LOS MARTINI, DE REGRESO

Una vez terminado el año, los clowns Martini han vuelto al “Born”. No es que hayan rodado por el mundo entero. Han actuado, en cambio, en tres países: Austria, Alemania y Francia, lo que no resulta poco.
Empezaron la temporada en el Circo Rebernigg, en ruta por Austria. Siguieron por Alemania, con el Carl Althoff, en donde estuvieron hasta mediados de octubre. Después se trasladaron a Lille, en donde actuaron en el Palacio de los Deportes, pasaron a Rouen, con destino al circo estable Rancy, y después a París, contratados por los Bouglione, en el Cirque d’Hiver. Volvieron aún a Lille, para las galas de Navidad, y ahora están de nuevo entre nosotros después de un periplo que ha resultado importante, probablemente decisivo para la carrera de los jóvenes payasos catalanes.
Aquí pararán poco; hasta finales del presente mes de enero ya que en febrero estarán en Munchen, con el Krone, y, al empezar la nueva temporada, con el Rancy, en ruta por Francia y hasta el otoño próximo.
Ya es sabido por todos que España es país exportador de payasos y los payasos españoles, sólo por ser españoles, gozan por Europa entera de gran prestigio. Ellos aportan la vivacidad, la alegría y rompen con la lentitud y la reiteración de las formaciones de clownes que más acostumbran a prodigarse por los circos europeos.
Los que, en épocas no lejanas, adquirieron más fama han sido, aparte de Pompoff y Theddy, instalados en los EE.UU., los Rivels, tanto Charlie alejado de sus hermanos, como René, Celito y Rogelio, formadores de un trío que siempre anduvo por las mejores casas.
Después vinieron los Rudi Llata, conquistadores absolutos de Europa entera. Una vez más, los clownes españoles equivalían a la novedad y los Rudi Llata no alcanzaban nunca a tantas solicitudes. Los cómicos circenses de valía real eran en todas partes escasos, y los que habían salido de España pudieron hacer y deshacer. Causaban en todas partes sensación.
Ahora tocó el turno a los Martini. Ya era presumible que se irían al extranjero. España se les estaba haciendo pequeña. Ellos se inclinaban, más que nada hacia la parodia. Ya podían tener fama los clownes españoles de ser esencialmente habladores, o sea, lo que en francés se llama “conferenciers”. Los Martini iban a la representación comprensible para todos, o sea a la entrada no esencialmente verbal. Podían lanzarse a la conquista de Europa con la seguridad de que, por talento artístico y por la búsqueda constante, parotaban algo nuevo, algo que sería agradecido por los públicos más dispares.
Bien está haber ido por Austria y Alemania. Pero ahora estuvieron por Francia y, con mayor beneficio para ellos, concretamente en París. Ya les han visto todos cuántos están ojo avizor. Incluso les llegó lo que tan poco alcanzan: tener que rehusar contratos por estar ya comprometidos.
Los Martini van por la senda ya pisada de los Pompoff y Theddy, los Rivels, los Rudi Llata y tantos otros. No tendría mérito alguno registrar simplemente unos hechos ya acaecidos. Nosotros venimos repitiendolo ya de antiguo: los Martini están destinados a la fama internacional. Todo lo bueno que les acontezca no podrá pillarnos nunca de sorpresa.

Jordi Elias



322.-

10-5-1972 DIARIO DE BARCELONA

VISTAZO AL MUNDO CIRCENSE

En el último número de “Le cirque dans l'Univers", M. Dauven comenta que el ministro francés de Asuntos Culturales asistió, “en tant que tel”, a una representación del Cirque d’Hiver, y lo hizo para entregar la medalla “des Arts ét Letres” a los decanos de los payasos franceses, el clown Maïis y el augusto Loriot (80 y 87 años respectivamente).
Nunca había sucedido un hecho semejante, comenta el articulista, quien añade que, con el acto, el ministro “remite oficialmente el circo al rango de las Artes". A pesar de ello, los periódicos franceses apenas dieron cuenta del acontecimiento. "La Prensa considera al circo una diversión estrictamente buena para los niños", anota el escritor. En todas partes cuecen en habas, podemos apostillar nosotros.
Según costumbre, el sumario del número del boletín del Club du Cirque es muy extenso y contiene un texto de Emile Zola, una divagacion sobre “las astucias publicitarias" y la noticia que Maurice Chevalier, cuando joven, había querido montar, con su hermano Paul, un número de acrobacia.
Un estudio sobre los pájaros en el circo da el detalle de un papaguayo que mantiene conversaciones con su amaestradora en danés, sueco, inglés, alemán, francés e italiano. No es un indocumentado quien aporta la noticia, sino precisamente M. Jacques Garnier, historiador del circo muy competente.
Después de publicar otros ensayos y artículos, el número de "Le Cirque dans l'Univers" se refiere a los espectáculos de circo presenciados por los corresponsales y, si uno de ellos comenta la actuación de Annie Fratellini, el corresponsal barcelonés da cuenta de otro augusto femenino, la popular Mary Santpere".
También aparece una alusión a los Rudi Llata, despedidos definitivamente, al parecer, de las pistas de espectáculo. A pesar de la solemnidad de la función de despedida, los Rudi Llata fueron fieles a si mismos y merecieron una vez más el reproche: que no presentan entradas nuevas.
El corresponsal de Luxemburgo dice sobre Mimí Paolo, quien actuó en el Circo Busch-Roland, que, "sobre el alambre la gracia y la charme" personificadas. Más en posesión de sus medios que nunca fue la poética "vedette" de la velada".
Aparte de lo que escribiera sobre ellos y reiteradamente el corresponsal barcelonés, los payasos catalanes Martini aparecen por vez primera en el boletín del Club du Cirque; ahora avalados por Jacques Garnier, quien les descubrió en el Circo Carl Althoff. El articulista es breve, sólo anota que los jóvenes artistas supieron escapar de la influencia de los Rudi Llata.
Un corresponsal italiano da una noticia importante: que el volante Luciano Jarz consiguió la cuádruple pirueta al volver al portor. Perteneciente al grupo de los Ferdinando-Jarz, Luciano actuó repetidamente ante los públicos españoles, los cuales pudieron presenciar la proeza de la triple pirueta, aumentada ahora con una vuelta más.
“Le Cirque dans l’Univers” aporta muchas noticias más. Pero la relación ya resulta suficiente y no hay que cansar más al lector posible.

Jorge Elias